Residir en una aldea de Coirós sin apenas transporte público adaptado puede convertir en una odisea cualquier desplazamiento para una persona con movilidad reducida. Es una realidad que conoce bien Domingo Presas, coordinador en A Coruña de la Asociación Gallega Contra las Enfermedades Neuromusculares (ASEM) que ha reclamado por escrito a la Xunta mejoras en el servicio de gallego de apoyo a la movilidad personal, el 065, tras serle denegados entre junio y diciembre de 2019 siete servicios para desplazamientos al hospital o al centro de especialidades del Ventorillo.

Desde la Xunta replicaron que los servicios de desplazamiento solicitados no se incluyen dentro de las prioridades establecidas en el funcionamiento interno del servicio y le recordaron que el 065 es un servicio de transporte colectivo, no individual, y que deben tenerse en cuenta las demandas de todas las personas a la hora de establecer las rutas para "un mejor aprovechamiento de los recursos".

La respuesta del Gobierno gallego no convence al coordinador de ASEM, que apela a la necesidad de tener en cuenta a la hora de fijar las prioridades aquellas zonas rurales "donde el transporte público adaptado y accesible no existe" y en las que si pasa algún bus adaptado es "sin horario fijo". "Se nos llena la boca diciendo que hay que cuidar al cuidador, pero lo cierto es que en mi caso y en el de muchos, si no fuese por los cuidadores no podríamos movernos", incide Domingo Presas.