Son diez estudiantes del instituto Rego de Trabe, en Culleredo, todas chicas y entre segundo y cuarto de la ESO. Se reúnen en las horas muertas, en los recreos, todos los lunes comen juntas, y llaman a su grupo Obsession. Parecería un grupo normal de amigas adolescentes, pero lo que las une es la ambición de ganar la First Lego League, un concurso internacional de ciencia y programación organizado por la empresa de juguetería, y en sus encuentros hablan de cómo programar robots y de cómo aprovechar el musgo para reducir la contaminación ambiental.

La First Lego League, que en su edición de este año está abierto solamente a grupos de chicas de entre 10 y 16 años, tiene tres apartados: una presentación, una prueba de programación para robots y un proyecto de investigación. El 15 de febrero abordarán, en Ferrol, la primera fase del concurso, después de la que vendrá una fase a nivel español antes de pasar a la categoría internacional.

Uxía Ferreiro, de catorce años, explica que en un primer momento todas pasaron por todos los apartados, pero que luego cada una "se decantó por lo que mejor se le daba". En su caso, está trabajando sobre todo en la presentación, aunque quiere ser ingeniera y le interesa la robótica.

Pero la "jefa" del apartado de programación, como la definen sus compañeras, es Sabela Lema, si bien es una de las más jóvenes del grupo, con trece años. Se apuntó por su interés en robótica y la programación, que "paso a paso me gustó más".

Su objetivo es programar a dos robots para que realicen catorce misiones ante un tablero, como derribar un edificio formado con fichas de Lego, descolgar una grúa una pequeña grúa o subir una cuesta. Por el momento ya han conseguido que hagan cuatro misiones, "casi cinco", y van "progresando día a día".

Alba Villamor, de quince años, está en el proyecto de investigación, basado en aprovechar las propiedades del musgo. Surgió al observar tres problemas de las ciudades gallegas: la humedad, la contaminación y la "poca estética" de algunos muros sin pintar. Entre las chicas surgió la idea de construir paredes transventiladas con musgo sobre las fachadas. Estas plantas absorben la humedad, fijan el dióxido de carbono y el óxido nitroso que emiten los vehículos, eliminan metales pesados, y, añade Villamor riendo, verlas en las paredes "es bonito", al menos más que el ladrillo desnudo.

Para identificar las características del musgo, se pusieron en contacto con profesores de la Universidade da Coruña para preguntarles sus dudas. También descubrieron que, haciendo una mezcla de musgo y yogur, se genera un semillero que permite multiplicar la planta si se sitúa sobre cualquier superficie húmeda.

Club de ciencias mixto

La coordinadora del grupo es Beatriz Méndez, profesora de Tecnología, que explica que todas las chicas pertenecen al club de ciencias del instituto, que actualmente está empezando a colaborar en otro proyecto de la Agencia Espacial Europea para construir un pequeño satélite y compite todos los años en un concurso de robótica.

"Sorprendentemente", y contra el tópico, en el conjunto del club hay un número similar de hombres y de mujeres, y lo mismo ocurrió en el del anterior instituto en el que estuvo la profesora. Sí que es cierto que las actividades de ciencias son "mayoritariamente masculinas", afirma Méndez, por lo que considera "muy importante" que este concurso sea femenino.

Para participar en la First Lego League, señala Méndez, cuentan con el apoyo de la fundación Naturgy, a través de Esciencia. Julia Núñez, de catorce años, explica que, cuando empezó el proyecto, enviaron peticiones a varias empresas, y "estábamos agobiadísimos, porque pensábamos que no íbamos a conseguir ningún sponsor", si bien encontraron varios; Gadis, por ejemplo, les ha regalado camisetas. Rego da Trabe también es uno de los 20 institutos de Galicia que cuentan con un espacio Maker, un taller tecnológico con equipos suministrados por la Xunta.