El moho y la suciedad son ya parte de O Pasatempo de Betanzos. Quedan lejos sus años de esplendor, pero los planes de la Xunta le hacen ver el futuro de una forma más optimista. El parque ha sido declarado Bien de Interés Cultural (BIC), un trámite que se inició hace 40 años y que llega cuando el espacio muestra un aspecto deteriorado por el paso del tiempo. El Gobierno gallego promete un plan de rehabilitación integral para recuperarlo, pero hay zonas y elementos que ya forman parte del olvido, por lo que jamás recibirán esta distinción.

En su regreso a casa, el emigrante betanceiro Juan García Naveira ideó este parque. Lo creó en 1893 como escenario de sus viajes y refugio de su imaginación. Poco queda de aquello. Hasta la superficie se ha reducido. Quedan 8.000 metros cuadrados de estanques, parques, cuevas y esculturas. Ni rastro de los 80.000 metros cuadrados de jardines y edificios anexos. En su lugar hay un campo de fútbol, carreteras y aparcamientos.

La decadencia del parque empezó en 1933, tras la muerte de su creador y en medio de una dura posguerra. Los majestuosos jardines pasaron a ser lugar de escombros y suciedad con actos vandálicos que se repetían casi a diario. Pero la caída continuó hasta 1985, un año antes de que el Concello adquiriese la finca por 30 millones de las antiguas pesetas. Ya entonces se había iniciado la petición para convertir O Pasatempo en BIC.

El cronista oficial de Betanzos, Raimundo Núñez, relató que durante estos años se llevaron a cabo varias actuaciones de derribo "propiciadas por el Gobierno local", que tiró la casa de la Taquilla, que se encontraba en la entrada y cuyos ingresos se destinaban a mantener el parque. De aquella casa quedan tan solo elementos ornamentales, que ahora serán analizados para ver si es viable su reintegración o es necesario restaurarlos o colocarlos en otro lugar. También se derribó la Casa de los Espejos, de la que tan solo quedan fotografías como recuerdo.

Los destrozos continuaron después de que el Concello se hiciese con O Pasatempo. En 1987, una excavadora arrasó con los restos del Estanque de los Papas.

La avenida de los Emperadores también forma parte de aquel pasado, al igual que la verja que se encontraban los visitantes al acceder al interior de la finca, similar a la que se puede ver hoy día en Versalles. Hubo un tiempo en el que la entrada estaba custodiada por dos leones de mármol de Carrara, que ahora se encuentran en el Santuario de Covadonga. Se salvaron de un deterioro que ha derivado en la movilización de los miembros de la Asociación Amigos do Pasatempo y el Concello. Todo para salvar un capítulo extraordinario de la historia de Betanzos.