"Un lugar excepcional que es necesario proteger en salvaguardia de sus valores naturales". Así describía la Xunta a la costa de Dexo en un real decreto de mayo de 2000, hace veinte años, por el que declaró este espacio del litoral de Oleiros Monumento Natural, preservando para siempre este paisaje. Pero estas 265 hectáreas de tierra y 1,3 de islas e islotes pasaron por etapas en las que fueron zona militar e incluso estuvieron a punto de ser propiedad privada.

Este litoral desde el que se contempla la ría de A Coruña y la de Ares aún conserva los restos de su pasado como batería militar en la zona de Seixo Branco. Durante la dictadura de Primo de Rivera se desarrolló un plan para que las rías coruñesa y ferrolana contasen con un sistema de defensa, con la creación de baterías de costa y con grupos de proyectores de luz de exploración y tiro. Se ejecutaron en la zona de la torre de Hércules, en Arteixo y en Seixo Branco, para defender el flanco izquierdo de la base naval de Ferrol. A principios de los años cuarenta existió un proyector de 1,5 metros. Tras la Segunda Guerra Mundial las instalaciones se abandonaron.

Hoy aún subsiste, disimulado tras una roca, el búnker desde el que se oteaba el mar, construido en hormigón, al pie de la veta blanca de pórfido del acantilado de Seixo Branco. Un poco antes, en el camino que lleva al búnker, también está en pie, aunque en estado ruinoso, el edificio abovedado donde se guardaba el proyector. Entre estas dos construcciones se pueden ver, dispersos entre la vegetación, trozos de hormigón y vigas, restos de otras construcciones que se levantaron como la cocina, el comedor y dormitorios. Para acceder a esta batería se construyó en su día una pista desde Mera, tras expropiar el Gobierno a particulares, en total 106 propietarios.

Tras la Segunda Guerra Mundial la batería se abandonó y las construcciones se fueron deteriorando. El Estado en 1991 declaró la desafectación de estos terrenos. En septiembre de 1996 el Ministerio de Defensa sacó a subasta toda esta antigua zona militar, 21.968 metros cuadrados de Seixo Branco, por 8.787.968 peseteas (hoy, unos 53.000 euros). La puja no encontró compradores y un año después volvió a salir a subasta esta Punta de Seijo Blanco por un millón menos: 7.469.120 pesetas.

La empresa Elecnor de Madrid presentó en 1998 ante la Xunta un plan eólico estratégico para montar parques por toda Galicia, entre ellos uno denominado A Marola, que preveía instalar aerogeneradores desde donde está el búnker hasta casi el límite con Sada, punta Torrella, todo por el borde costero actualmente protegido.

La Consellería de Industria le dio la aprobación a este plan al año siguiente, en 1999. Sin embargo esta sociedad formuló después una modificación del plan eólico en el que renunciaba a algunos parques, entre ellos el de A Marola, porque "de los resultados de las investigaciones eólicas previas realizadas" se detectó "escasez de recurso eólico", era "inviable desde el punto de vista técnico", y la Xunta autorizó eliminar el parque eólico en Seixo Branco el 29 de mayo de 2000. Dos meses antes, el 31 de marzo, la Consellería de Medio Ambiente había decretado la protección de esta costa como Monumento Natural.

Estos terrenos del Monumento, sin embargo, siguen siendo propiedad del Ministerio de Defensa. Los inscribió por primera vez en julio de 2004. En 2009, al aprobarse el nuevo deslinde del dominio público, la mayor parte de los terrenos de Defensa quedaron en zona de servidumbre de Costas. Las viejas construcciones militares nunca se han rehabilitado, están llenas de pintadas y suciedad, a pesar de intentos como el del Consorcio As Mariñas que hace diez años anunciaba una restauración, que no se realizó.