Un edificio ubicado en una esquina del polígono de Sabón, en Arteixo, y rodeado de naves industriales. Este fue el lugar en el que inició su actividad la Escuela de Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos de la Universidade da Coruña en 1991. Allí permaneció durante dos cursos. Este inmueble acogía el Laboratorio y Control de la Dirección General de Carreteras, que cedió una parte de la instalación para que pudieran desarrollarse las clases. Allí estudiaron la primera y la segunda promoción. Después siguieron sus estudios en la nueva facultad construida en el campus de Elviña, que abrió sus puertas en 1993.

La persona que se encargó de la puesta en marcha de la carrera fue, Fermín Navarrina, primer director de la escuela, que recuerda perfectamente que en el mes de julio de 1991, a apenas tres meses de empezar las clases, asumió la "dirección" y no había "nada" y que fue necesario poner todo a funcionar, desde la contratación de los profesores, la organización de las clases y hasta conseguir el espacio para impartir la docencia. Un trabajo que asegura fue "complicado", pero que salió adelante y mereció la pena. "Organizar la escuela fue una aventura maravillosa en la que participó muchísima gente excepcional", asegura.

Encontrar un lugar para iniciar la actividad académica fue el principal escollo con el que se encontró la Universidad, ya que la Xunta había aprobado el título, pero no había un espacio en el que impartirlo. En aquel entonces no había ningún edificio construido en Elviña. Una de las opciones que se barajaron inicialmente fue un espacio que poseía Caixa Galicia en la ronda de Nelle, en la ciudad. Navarrina explica que "a punto" estuvo de conseguirse, pero al final no cuajó la idea. Entonces, el Colegio de Ingenieros de Caminos "sugirió" la posibilidad del laboratorio de Arteixo, ya que en aquella época muchos de los viales de la Red de Carreteras del Estado habían sido transferidos a las comunidades autónomas, lo que dejó sin buena parte de la carga de trabajo a la instalación de Sabón, según relata el entonces director de la escuela. La propuesta finalmente fructificó y la actividad comenzó allí, en la esquina de un polígono industrial.

La escuela de Caminos de la Universidade da Coruña era en 1991 la primera que se constituía en Galicia y la sexta en toda España. Para el primer año llegaron a solicitar plaza un total de 212 estudiantes. Lograron la plaza 60.

El inmueble del laboratorio del Estado sigue en la misma ubicación en la actualidad. Se encuentra situado en una parcela que tiene entradas en las avenidas de Fisterra y de A Ponte. Linda con las fábricas de Pescanova, Facet Filtration Ibérica, Piensos del Sil e Inditex. A día de hoy el edificio está sin actividad, a la espera de que el Gobierno central lo subaste.

La limitación del espacio en aquel inmueble obligó a que el límite de alumnos de la primera promoción de Caminos fuese de 60. Entre aquellos estaba la actual conselleira de Infraestruturas, Ethel Vázquez, que señala que aquel grupo vivió un "ambiente familiar" debido a los pocos alumnos y profesores que había. "Era muy casero", afirma. Coincide con ella la ingeniera de Caminos del Concello de Arteixo, Carlota Pita, que también formó parte de aquel curso. Recuerda que todo era "súper cercano" y que especialmente en la primera promoción se hizo mucha "piña". Varios de ellos incluso quedaban los viernes para tomar algo en el centro de A Coruña.

El espacio del que disponía la escuela de Caminos en aquel edificio del polígono de Sabón no era demasiado. Navarrina detalla que se habilitaron dos salas como aulas para la enseñanza y que llegó a haber cinco despachos. A pesar del poco sitio, el entonces director del centro indica que el profesorado y los estudiantes estuvieron "muy a gusto" y que incluso estar en esta instalación tuvo sus ventajas al ser un laboratorio de carreteras, lo que permitió a los estudiantes conocer un centro de trabajo real. Carlota Pita relata que, aunque era una carrera pública, tenía la "sensación de estar en un cole privado" debido a los pocos alumnos y profesores que había y lo bien que los trataron, aunque asegura que aquel era un "sitio surrealista". La biblioteca de la que disponían era en realidad una sala de reuniones con una "mesa grande", según explica esta ingeniera. Del interior de las clases, Vázquez señala que los asistentes estaban "muy juntitos" debido a la limitación de espacio. Había los pupitres y el encerado en las aulas.

El director de la escuela en sus primeros años destaca que a pesar de que el edificio de Sabón estaba "lejos de la ciudad" estuvieron "muy cómodos". "Estuvimos muy a gusto", asegura.

Uno de los inconvenientes que tuvieron que afrontar los alumnos que tuvieron las clases en Arteixo era desplazarse hasta allí. Ethel Vázquez recuerda que debían coger un "autobús de línea" de una terminal situada en el entorno de la calle Juan Flórez, en A Coruña, y que los llevaba hasta el centro universitario. Navarrina señala que incluso se habían adaptado los horarios de la línea, que realizaba Transportes Finisterre, para que les coincidiesen bien a los alumnos con los horarios de las clases. Muchos después acabaron realizando los desplazamientos en coches compartidos.

La escuela de Sabón carecía de cafetería, con lo que los estudiantes de Caminos iban al bar La Ruta, que sigue abierto hoy en día. Para ello debían cruzar la avenida de Fisterra (carretera AC-552), uno de los viales más transitados de todo Arteixo. "Era jugarse la vida", detalla una de las exalumnas, Carlota Pita. También iban a otro establecimiento cercano en el que había un futbolín.

Ethel Vázquez también recuerda que tuvo de profesor a José Antonio Orejón, director de la Empresa Municipal de Aguas de A Coruña (Emalcsa); a de Fermín Navarrina y a Manuel Casteleiro. De aquellos tiempo dice tener "buenos recuerdos".

La escuela de Caminos permaneció dos cursos en Arteixo „1991-1992 y 1992-1993„. Después entró en funcionamiento el nuevo inmueble en el campus de Elviña. Al propio director del centro en aquellos años, Fermín Navarrina, le sorprendió la rapidez con la que se ejecutó la actuación, ya que en 1991 solo había un anteproyecto y 24 meses la comunidad universitaria ya pudo estrenarlo. Uno de los estudiantes de la tercera promoción es Manuel Varela, que es ingeniero en el Concello de Arteixo. Recuerda tener que "quitar los plásticos de las sillas y de las mesas", que estaban sin estrenar. También indica que los cámaras de TVE estaban allí y lo captaron junto al resto de sus compañeros de carrera durante la apertura de este edificio.