Hasta hace unos días todos sentíamos ya la necesidad de una escuela enfocada al desarrollo integral de los niños; una educación del saber de la mano del ser. Y es curioso cómo hoy, más que nunca, nuestra sociedad lo confirma. Dada la situación actual que estamos viviendo en el mundo a causa de la llegada del Covid-19, los docentes volvemos a tener un nuevo reto que afrontar: adaptarnos a un cambio brusco e inesperado a mitad del curso escolar sin perder de vista nuestros objetivos, manteniendo a su vez nuestro entusiasmo por enseñar. Es cierto que el uso de las tecnologías se ha convertido en este momento en la única vía posible y no podemos negar que nos está ayudando enormemente pero, si no se utilizan como un recurso y se convierten en un fin, son completamente insuficientes. Entonces... ¿Qué debemos hacer? Y lo más importante, ¿cómo lo podemos hacer?Los expertos en pedagogía y psicología nos explican que es esencial tener presentes una serie de factores para que el aprendizaje pueda ser real. Así pues, la edad del educando, el entorno social y cultural en el que se encuentran, el grado de participación de las familias, los recursos disponibles, el juego y las emociones de los pequeños, eran un referente en situaciones anteriores pero... ¿Y ahora? ¿Cuáles son los aspectos que valoramos antes de proponer nuestras actividades online?¿ Es posible seguir trabajando por un desarrollo integral del alumnado en un aula a distancia?Estos son algunos de los hechos sobre los que debemos reflexionar si queremos seguir haciendo una escuela donde se "aprende haciendo, sintiendo y compartiendo juntos por un mundo mejor". Un entorno cálido y afectivo. En el transcurso de unas horas hemos cambiado cuadernos y libros en papel, por páginas webs, apps y otras herramientas virtuales generalizadas, sin prestar atención especial al "aula"en el que se están realizando. La llegada de multitud de ejercicios a los que los padres y madres deben acceder está generando ansiedad y presión y esto está lejos de considerarse un entorno cálido. Estas nuevas aulas virtuales por tanto, no pueden obviar la necesidad de dar prioridad a lo afectivo y a la sensación de seguridad de los niños y sus progenitores. La participación de las familias: somos nosotros los que tenemos que colaborar con las familias ante estos momentos de estrés y de incertidumbre, demostremos empatía. Cooperar no significa cargar con la responsabilidad. Ante ERE, ERTE, familiares enfermos y en muchas ocasiones el teletrabajo (al que todavía nos estamos adaptando) exigirles a las familias que además se encarguen de las tareas escolares de sus hijos es un error y una sobrecarga innecesaria. Mantener la calma y el humor familiar debe ser la prioridad. La inclusión. Queremos una escuela inclusiva en la que todos tienen cabida. Cuidemos entonces que las herramientas que proponemos sean accesibles a todos nuestros escolares. Pensemos...¿son de uso gratuito? ¿todos tienen internet? y ¿ordenador, tablets, móviles? ¿saben manejarlas? Un maestro que guía y apoya y un alumno que piensa y es creativo. Ahora más que nunca necesitan retos, promover el pensamiento crítico y poder disfrutar aprendiendo. Las emociones generadoras de motivación. Consigamos en la distancia que quieran hacer, preguntemos como se encuentran, juguemos juntos, ayudémosles a valorar las pequeñas cosas, seamos agradecidos. Cuidemos que las controlen para que no les controlen, afrontemos los cambios y dificultades con humor. Una escuela conectada con la realidad. No propongamos gran cantidad de actividades mecánicas, repetitivas desconectadas de la realidad que nos rodea como si nada estuviera pasando. Una vez más abramos "el aula" y tendremos la oportunidad de mostrar a los niños valores como el esfuerzo, la resiliencia, la solidaridad, el trabajo en equipo serán la solución a este virus. Así quedarse en casa por mi bien, por tu bien, por el de todos; mostrar el esfuerzo y trabajo conjunto del personal sanitario,las fuerzas de seguridad, los científicos, personal de alimentación, para ayudar a la gente. Un horario preestablecido. No permitamos que las tecnologías nos invadan, nos manejen y controlen todo el día. Esta es una buena ocasión para entender y comprender la importancia de marcar un horario para el uso de todas estas herramientas y apps digitales.Solo si durante este proceso reflexionamos en conjunto sobre nuestra labor educativa conseguiremos una escuela doblemente reforzada, doblemente mejor. La escuela de la resiliencia, la escuela del futuro.