El mismo viernes en que la Xunta anunció el estado de emergencia, un día antes de que el Gobierno central decretase el estado de alarma, la Asociación de Ayuda al Drogodependiente Aclad decidió mandar a sus domicilios a los "22 o 23" pacientes, personas con drogodependencia y patologías psiquiátricas, que convivían en la comunidad terapéutica que la entidad tiene en A Zapateira, en Culleredo. "Algunos presentaban síntomas sospechosos y aquí fundamentalmente se trabajan las relaciones interpersonales, y no se podía hacer, así que decidimos mandarlos a casa", explica el director gerente de Aclad, Miguel Plaza.

Los profesionales ofrecen atención telefónica o por internet a los pacientes y les realizan un seguimiento. Por ahora, no hay constancia de recaídas, asegura el director, contento con la respuesta de los usuarios. "Los primeros días fue un poco caótico, eran llamadas continuas, pero se fueron habituando y acostumbrándose a otra manera de comunicarse". Tal y como están respondiendo y con el seguimiento diario que se hace, quizá no se haya perdido de todo el trabajo hecho", apunta Plaza, quien sí da por sentado que el periodo de convivencia habitual, de "unos cuatro meses y medio o cinco de media", se extenderá debido a esta paralización".

La atención en este tiempo de confinamiento y cierre de la comunidad terapéutica consiste en el seguimiento diario a través del teléfono o internet, con los profesionales a turnos, "como estaban". Además, se les proponen actividades a través de un blog.

"Son personas muy dependientes de sus terapeutas", comenta Plaza. "Hay una oleada de llamadas constante, sobre todo los primeros días, por parte de los pacientes y de los familiares. De estar en un sitio donde estaban la 24 horas cumpliendo con objetivos y tratamiento, de buenas a primeras se fueron para su casa. Ese tratamiento no lo puedes perder, no puedes descompensarlo, por la patología adictiva y por la psiquiátrica. Necesitan un seguimiento continuo", señala el director e incide en la "confianza" que generan los pacientes con sus terapeutas. Asegura que los pacientes han reaccionado bien. Apunta que no tienen conocimiento de ninguna recaída y que "se han dado crisis que se podrían dar también en la comunidad terapéutica, dentro del tratamiento".