La clínica veterinaria Xarope de A Laracha tiene más de veinte años de experiencia, primero con grandes animales (vacas, fundamentalmente) y después ya con los de menor tamaño, perros y gatos. Sus responsables nunca han vivido una situación como la actual en cuanto a pandemia humana, pero sí animal.

"La fiebre aftosa, una peste que afectó a los cerdos. Fueron sacrificados miles y miles de ellos. Claro, no se les podía confinar", explica Gerardo Méndez, veterinario y gestor de Xarope y de otra clínica en Cee, Argos. Esta pandemia animal que se desarrolló el pasado verano obligó a matar millones de animales en el sudeste asiático. Méndez también recuerda las vacas locas.

También las clínicas veterinarias tienen escasez de material de protección como guantes y mascarillas sobre todo, que incluso esterilizan en sus autoclaves para reutilizar. "Las estamos racionando y se reutilizan", subraya Méndez. También tiran de "caretas caseras" para proteger cara, como las que utilizan los que trabajan con desbrozadoras.

Entre las dos clínicas, el establecimiento tenía 18 personas trabajando pero tras el inicio del confinamiento han tenido que realizar un ERTE (son cuatro socios) del 70%.

"Redujimos salvo en limpieza, donde está el servicio al 100%, desinfectamos todo, aún acabamos de hacer una nebulización dentro de la clínica", señala Méndez. Como a los autónomos y pequeñas y medianas empresas, "la facturación ha caído en picado" en las clínicas, sobre todo, porque "la gente no viene porque les para la Guardia Civil".

Para paliar este problema la clínica (que también es hospital incluso con UCI y que trabaja para toda la comarca), envía por WhatsApp al cliente un mensaje. "Tenemos operaciones como cesáreas, problemas renales, cálculos en la vejiga, animales que comen veneno... Damos cita para hacer la operación y les enviamos un mensaje con el lugar y la hora para que tengan de justificante ante la Guardia Civil, incluso nuestro teléfono para que el agente nos llame", explica este responsable.

Mientras las urgencias se siguen realizando, otros servicios como las desparasitaciones o vacunas, debido al confinamiento por el estado de alarma, los clientes las dejan en espera.

"Diez o quince días se puede retrasar, pero por ejemplo si es un cachorro, tiene una pauta más estricta de vacunación que un adulto y no se puede alargar mucho. Por eso vamos a empezar a hacer el servicio a domicilio, para que no tengan que desplazarse a la clínica por esta razón, que al no ser una urgencia no tienen tanta justificación", afirma el gerente de la veterinaria larachesa.

Durante este estado de confinamiento a causa del coronavirus en la clínica han vivido situaciones curiosas. "Como la de una gata que nos trajeron, preñada, que la mordió un perro, le atravesó el útero. Operamos y vivió la gata y dos gatitos, otro estaba muerto", cuenta Méndez, quien advierte también del peligro del veneno contra los caracoles, al tener muchos casos de perros afectados y porque supone una muerte cruel, "con convulsiones", con daño neurológico, aunque acaban de tener un caso de un can que logró sobrevivir.