La tecnología ha permitido emotivas paradojas en el centro penitenciario de Teixeiro, que esta semana ha empezado a realizar videollamadas con uno de los 205 móviles repartidos por el Ministerio del Interior entre las cárceles españolas, uno de ellos para la de Curtis. "Ayer [por el viernes] un interno marroquí que hacía años que no veía a su madre, que ahora tiene leucemia, pudo verla y hablar con ella. Terminó llorando como un niño. Fue emocionante", cuenta el director. Las videollamadas han permitido ver a sus seres queridos a más reclusos que no los veían desde hacía años por encontrarse en el extranjero", asegura el responsable del penal. Funcionarios de prisiones aplauden toda medida que contribuya a una "mejor y más normalizada convivencia", pero desde Teixeiro advierten de que la adquisición de estos móviles para videollamadas puede contribuir a un menoscabo de la seguridad y el buen orden de las cárceles.