La declaración del estado de alarma para frenar la propagación del coronavirus ha dado un vuelco a la vida de Nuria Doldán. Esta joven peluquera de Betanzos afronta la emergencia sanitaria con el corazón en un puño. Ha reducido al mínimo sus gastos durante este periodo de confinamiento para poder retomar su actividad sin verse ahogada por las deudas, pero los números cuadren en esta situación excepcional, lamenta, más que de economía, requiere de magia.

Forma parte de la plataforma Autónomos Unidos de España y, como la gran mayoría de la integrantes de este colectivo, se muestra pesimista sobre el futuro a corto plazo de los trabajadores por cuenta propia si no se aprueban más ayudas y exenciones. Y eso que ella se considera, en parte, afortunada. Su casero le ha dicho que, por lo de pronto, no le cobraría el alquiler de abril; le han concedido un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) que la ha liberado de pagar el sueldo y la seguridad social de sus dos empleadas y el Estado le ha otorgado una prestación de 661 euros al mes por cese de actividad por el Covid-19.

"Mi madre, por ejemplo, está peor. Tiene una floristería y le han denegado la ayuda porque el epígrafe dice que pueden vender también comida de animales", critica. A pesar de que no se considera de las autónomas más perjudicadas por esta crisis, las cuentas no le salen. Y cada día que pasa los números se ponen más rojos. El Estado le ha concedido una ayuda de 661 euros al mes, pero a principios de abril acumulaba deudas de 1.500 euros.

La vida está parada, pero los recibos no dan un respiro. Al alquiler de su vivienda, el recibo del coche, la luz, el agua, teléfono, la comida..., se suman otros pagos y obligados: "El 20 de abril nos pasan el IVA, que podemos aplazar, pero no las retenciones, por lo que tendré que pagar 500 euros más", explica. El agujero se agranda día a día. " Y eso sin contar el alquiler del local", apunta y añade: "Ya he tenido que devolver ya algún recibo", como el de la empresa de limpieza de toallas de su negocio, un gasto que ahora ve inasumible.

Sin ingresos y solo con la ayuda concedida por el Estado no sabe si podrá mantener su actividad y conservar los empleos: "Está muy bien lo de hacer un ERTE para conservar lo trabajos, pero si después me voy a ver con un montón de deuda no sé si voy a poder mantener los puestos. Se juntan gastos viejos y nuevos, es insostenible", afirma.

El día a día se hace muy cuesta arriba y hasta comprar un cartón de leche se antoja un lujo. No tanto por las apreturas de hoy, sino por las que se vislumbran en el horizonte. "Estar tanto tiempo en casa da para pensar mucho...", bromea esta peluquera, que cree que para salir de esta, afirma, hacen falta más ayudas. "Ahora mismo los que nos estamos ayudando somos los pequeños unos a otros", apunta esta trabajadora, que critica que "muchas las ayudas que anunció el Gobierno suenan muy bien, pero después no se cumplen".

"La ayuda del alquiler es opcional, el casero tiene la opción de hacerlo o no en función de su situación. Y las ayudas de bono social son para el titular fiscal, no de pago, lo que afecta a la gente que, como en mi caso, está alquilada", critica. Para esta pequeña empresaria, la solución pasa por liberar a los autónomos de obligaciones durante este parón forzoso: "Yo creo que mientras no estemos trabajando, tendríamos que estar como en un cese total, sin pagar autónomos, porque no estamos facturando. Si no trabajamos, no podemos pagar", argumenta.

Esta trabajadora mira hacia el municipio vecino de Arteixo y pide al Gobierno que siga su ejemplo. "Arteixo se ha hecho cargo del alquiler para ayudar a los autónomos, no entiendo cómo puede hacerlo un Concello y no el Estado", sostiene.