Llevar a casa las compras o medicamentos a los más vulnerables, realizar llamadas telefónicas para detectar necesidades y dar conversación o desinfectar lugares concurridos son algunas de las tareas que realizan en la comarca los voluntarios dedicados a paliar las dificultades coronavirus. Grupos coordinados por concellos o agrupaciones de voluntarios de Protección Civil echan un cabo a los servicios municipales.

"Hay mucha gente sola. Si no llamas a la puerta, no te das cuenta del drama que hay detrás", cuenta Sol González, voluntaria en Miño. Tiene asignada la atención y realización de recados a una pareja de un hombre en silla de ruedas y una mujer con cáncer. "Hay mucha necesidad de cariño y atención, no es solo el dinero", explica la voluntaria, que llama dos veces al día a la pareja que le asignó el Concello y les ha dado su número para que la llamen en cualquier momento. "Además, como hago cuentos, les mando historias para que se entretengan", afirma González, que toda su vida ha colaborado en causas solidarias. En el grupo de voluntarios de Miño, otros asumen tareas tan cotidianas y necesarias como bajar la basura de quien no puede.

En Sada, donde el voluntariado lo organiza también el Concello, los colaboradores llaman por teléfono para detectar posibles necesidades. "Algunos aprovechan para hablar un poco. Les das una conversación un poco amena y son muy agradecidos", asegura el voluntario sadense Ricardo Sánchez.

En Betanzos, la asamblea de Cruz Roja colabora con el Concello. "A las personas sin recursos, les llevamos a casa los alimentos y tarjetas para productos frescos. Y hemos dicho a los colegios que nos manden por correo electrónico los deberes para llevárselos a los niños que no tengan ordenador", explica el presidente, también voluntario, Víctor Méndez. "Llamamos a gente mayor para charlar; son los que más nos preocupan", cuenta.

Lía Losada ya colaboraba como voluntaria en Protección Civil de Culleredo, ahora centrada en el coronavirus. Hacen la compra, reparten comida del banco de alimentos o entregan los deberes impresos a quien carece de medios en casa. "Y nos piden que vayamos a cantar por cumpleaños o a dar felicitaciones. Una mujer hizo una tarta para su madre que cumplía 90 años y se la llevamos. Se emocionó. A otra le llevamos una carta de sus hijos, que nos mandaron por WhatsApp", afirma.

En Abegondo, el jefe de la agrupación de voluntarios de Protección Civil, Óliver García, explica que han asumido nuevas tareas, como repartir compras o medicamentos, además de desinfectar zonas concurridas. "Se nota mucho cariño, lo agradecen", afirma.