Esta psicóloga clínica de Carballo sabe de reinvención laboral, enriquecimiento personal e inquietud intelectual, que la ha llevado a completar su formación con materias totalmente instaladas en instituciones de otros países como mindfulness, disciplina positiva, compasión y autocompasión, especialidades en las que es instructora tras estudiar en la Universidad de Brown y realizar el programa MBSR (Mindfulness Based Stress Reduction), entre otros. Además dar clases de estas disciplinas en su centro Aqi&Agora, imparte clases en colegios e institutos de la comarca de Bergantiños y Costa da Morte a través del CFR de la Xunta (Centros de Formación e Recursos).

¿Haber ido a clases de mindfulness , reducción de estrés, puede ser una buena preparación para afrontar esta situación actual, el confinamiento, el miedo, la angustia, pérdida de empleos, incertidumbre ante el futuro...?

Hace falta mucha preparación en estas materias porque las emociones están detrás. Es una formación que cada vez se imparte más. Se ha producido un schock y la gente que ha hecho por ejemplo mindfulness, tiene unas herramientas y unas técnicas muy útiles que te ayudan en la aceptación, te ayudan a regular tu sistema nervioso. Vamos a tener que vivir más en el presente y no dejar que la mente siempre esté anticipando, en piloto automático, pensando en el futuro. Hará falta ser más resilientes porque nos encontraremos con muchos cambios en rutinas, formas de trabajar. Esta formación te puede ayudar a no perder la perspectiva. Puede ser muy útil por ejemplo para el personal sanitario, que está teniendo mucho estrés y depresión, insomnio. Claro que no tienen mucho tiempo para parar un momento, pero ya hay médicos que lo están practicando como Gabriel Heras del Proyecto Hu-Ci para humanizar los cuidados intensivos.

¿El confinamiento puede acarrear a medio o largo plazos problemas psicológicos, aunque pensemos que estemos bien?

Claro que va a haber patologías asociadas, porque no tienes un momento para ir a la calma, estás en el modo hacer, como es el caso de los sanitarios. Por ejemplo, hemos visto gente haciendo deporte en casa, preparando bizcochos...todo es hacer, hacer, estás gastando mucha energía buscando qué hacer. Pero no es malo aburrirse, estar en silencio, se puede reflexionar, estar sin hacer nada. Es necesario parar cinco minutos, porque el organismo tiene que regularse. Entra el coritos en la sangre y afecta a todo constantemente. Existe mucha ansiedad. Lo que va a dar sentido a la vida es darle importancia al presente, no estar siempre planificando, lo que tengo que hacer mañana. Vamos a valorar más lo importante, las pequeñas cosas, darnos cuenta de nuestro cuerpo, ni nos damos cuenta de que tenemos un cuerpo, que respiramos, que somos afortunados.

¿Qué podemos hacer para llevar mejor esta situación?

Tenemos que poder sufriera esos pensamientos negativos, pensar que esto es transitorio. Estamos viendo que no nos comportamos igual en la primera semana del confinamiento que ahora. La actitud es lo que tú puedes cambiar, la actitud con la que gestiones esta situación. Si tienes ira contra alguien por ejemplo, estás dominado por una emoción y no te deja ser objetivo, no puedes ver si esa persona tiene algo bueno. El gran problema es que emociones negativas como la pena, la rabia, las inhibimos normalmente, y eso es malo, crea traumas. Hay que aprender a regularlas, porque son emociones que tienen una función.

Ha sido una de las primeras en formarse en materias que nos resultan tan extrañas como compasión o autocompasión. ¿Qué pueden aportar ahora?

Esta situación no nos gusta, pero hay que aceptarla. Y hablo de aceptación, no de resignación. No puedes cambiar lo que está pasando así que no gastes una enorme cantidad de energía en luchar contra esto, porque la necesitas para cuidarte tú. La auto compasión es fundamental, porque en una sociedad sometida a un nivel de exigencia tan grande, siempre tenemos la sensación de que nunca damos lo suficiente, no paramos de darnos latigazos a nosotros mismos porque no llegamos a más. El personal sanitario lo da todo por los demás, ¿y ellos? ¿Quién los cuida? Son importantes, tienen que cuidarse para estar bien y poder cuidar a su vez. Este médico, Heras, del hospital de Torrejón, ya ha hecho en su hospital entrenamientos en compasión, tienen esos cinco minutos, y es algo que debería extenderse a todos los hospitales, y no solo al ámbito sanitario, también al educativo, por ejemplo. En Estados Unidos todos los hospitales tienen mindfulness.Y si hubiese una unidad de dolor en cada hospital ya sería lo ideal, con un programa de reducción de estrés. No creo que fuese tan caro. Tanto para sanitarios como para los pacientes. Supondría también un ahorro en medicación y en bajas

¿Cree que sería beneficioso que materias de este tipo, mindfulness , compasión, se impartiesen, como una asignatura más, desde el colegio?

Claro que debería ser una asignatura más, es un entrenamiento de la mente. Si lo cultivas de pequeño te queda una herramienta. Debería implantarse desde preescolar incluso. Así después cuando tengan un problema saben a dónde tienen que ir y saben autorregularse. Y si ya se pudiese trabajar en todos los ámbitos, las familias, los colegios y los niños, sería la panacea. Es un cambio necesario en la enseñanza. Yo en las clases que doy en colegios e institutos veo que muchos profesores están en piloto automático, o están estresados, o les gustaría otra forma de enseñar, están mucho en lo académico y no en las emociones. Aunque hay centros que sí están muy concienciados en esta formación, pero no se puede impartir un curso de unas horas, tiene que ser algo diario. Yo cuando empiezo las clases los alumnos me dicen uf, cuánto queda aún...y según va pasando el curso, ya te dicen solo quedan estos días? Al final descubren muchas cosas. El problema es que tenemos una zona de confort y nos da miedo salir. Pero hay que ir plantando semillas y crear comunidad.

¿Qué consejos se pueden dar?

Nuestro cerebro solo nos deja ver lo negativo, es un túnel que no te deja ver más allá. Cuando tienes esos pensamientos negativos lo fundamental es ser consciente, darte cuenta de cómo estás pensando. A la mente le encanta crear en negativo y tienes que romper eso porque desde la desesperación no se llega a ningún sitio. Pararte, respirar, ser consciente de tu cuerpo, calmarte, darte cuenta de que solo estás viendo la parte negativa. No hace falta ser un profesional del mindfulness, todos llevamos esa capacidad dentro, solo hay que sacarla Valorar las cosas, apreciar olores, canciones que nos traen recuerdos. Agradecer que tienes un techo. Comunicarnos con los seres queridos, ahora por teléfono o videoconferencia. Vivir el presente, ver cómo cada semana que pasa del confinamiento nos vamos adaptando y cambiando.