"Pensé que no iba a haber nadie pero aún fui picando. Chícharos, habas y cebollino, lo que más pidieron", decía una veterana vendedora de productos de la huerta, Julia, vecina de Castro en Betanzos. Ésa fue la impresión general del primer mercado de alimentos frescos que se celebró en esta localidad desde que se decretó el estado de alarma y que ayer congregó a una docena de productores de toda la comarca en la plaza Irmáns García Naveira. No hubo aglomeraciones (sí para ir al banco, con colas de varios metros toda la mañana) pero sí una llegada constante. Los vendedores trajeron menos producción de lo habitual para tantear cómo iría la venta.

"Yo vengo a comprar a la de las verduras y la del queso que compraba siempre. No es lo mismo que en el supermercado", destacaba ayer un brigantino que iba de puesto en puesto, separados entre sí seis metros. El Concello betanceiro ya les había comunicado a los productores la reapertura y les había dado guantes, gel, mascarilla y pantallas. Ayer a primera hora además trabajadores municipales y policía midieron espacios y dispusieron todas las distancias con pintura y cintas, para que queden para los siguientes días de mercado, el jueves y el sábado. También tuvo gente, con cita previa, el bus de donar sangre.

Había mucha hambre de queso. Áurea Corral, productora de Oza-Cesuras, había vendido 25 al mediodía. Los primeros en volar fueron los quesos frescos, y muchos clientes se los llevaron a pares.

"Durante el confinamiento repartí a domicilio, mucha gente que tenía nuestro teléfono nos encargaba. Vendo queso pero también otros excedentes que podamos tener como lechuga, nabizas. Mucha gente no pudo venir por no estar dado de alta", contó Áurea, que lleva año y medio viniendo al mercado, al igual que hizo su madre treinta años.

Después de que cayesen unas gotas, el cielo gris se alternaba con grandes claros que en el descampado de la plaza, hacía sudar. "Yo ya me quité la pantalla porque no podía más. No creo que aguantemos con mascarilla en verano y menos aquí en el campo", contaba Julia, que afirmó que se había atrevido a volver "porque hay que seguir cotizando y hace falta, pero sin ganas de ir porque aún hay miedo". Patatas, huevos, chorizos, miel, ajos, naranjas, lechuga, coles, repollos, nueces, cebollas, fresón, fueron algunos de los múltiples productos que se pudieron adquirir.

"La gente está deseosa de comprar. Y yo estaba cansada de tirar invernaderos enteros de lechuga. Debieron dejar abrir antes en estas zonas, tan separados como estamos y con todas estas medidas, pudimos hacerlo antes", contaba Carmen Busto.

Florinda Duarte, que fue concejal en Carral durante muchos años, también estaba con su marido en uno de estos puestos de venta de plantas."Vendemos algo pero nada que ver con lo de antes, si va a seguir así, no vivimos. Es un paso muy importante esta reapertura del mercado agroalimentario, no debería de haber sido suspendido, estamos al aire libre. Este es el último mes para plantar, la gente se volvía local en abril porque no podía comprar", contó Duarte.

Varios concellos de la comarca anunciaron el regreso de sus ferias y mercados, como A Laracha y Arteixo, pero otros como Curtis aún no lo tienen previsto.