La tradicional feria de los sábados de Arteixo regresó ayer en una nueva ubicación y bajo estrictas medidas de seguridad para evitar contagios de coronavirus. Un total de 35 puestos se estrenaron bajo la cubierta del campo de la fiesta, ubicación escogida por el Concello para poder cumplir las distancias de seguridad, ya que junto al balneario no había espacio suficiente para poder hacerlo. Los productores se mostraron bastante satisfechos con la afluencia de gente para ser el primer día, ya que sus expectativas eran malas.

Para acceder al recinto en el que situaban los puestos, al aire libre bajo una cubierta, era necesario pasar un control de seguridad previo. Llevar mascarilla era obligatorio. En caso de que no se tuviese, los efectivos de Protección Civil y de la Policía Local facilitaban una a cada persona. Después debía usarse un gel hidroalcohólico para desinfectar las manos. Y el último paso era una comprobación de la temperatura corporal por parte de policías. Una vez superado, ya se tenía acceso libre a la feria, cuyos puestos fueron instalados a lo largo de un circuito de dirección única, de tal modo que se entraba por un lado y debían recorrerse todos los puestos hasta la salida.

Fuentes policiales confirman que la jornada se desarrolló con normalidad y que no se produjo ningún incidente. Solo pudieron acudir los productores del agro y similares. Sobre el nivel de ventas registrado, María Asunción Varela, más conocida como Chona, relata que fue "mucho mejor de lo que esperábamos". Llevó la mercancía justa para tantear cómo transcurriría la mañana y al final vendió buena parte. Uno de los que más éxito tuvo en la feria de ayer fue Carlos Rodríguez con su puesto de cerezas. Cuenta que fue "muy bien" y que le compraron cerca de 200 kilogramos de su producto, que viene de El Bierzo.

Rubén Deus asegura que la feria transcurrió "bien para ser el primer día" tras su paralización durante la peor fase del estado de alarma. "Alguna persona de las habituales falta, pero hay gente nueva", detallaba en su puesto. Una de las ventajas que tiene la feria es que el producto solo lo toca el vendedor frente a grandes superficies con más personas, lo que pudo propiciar que algunos vecinos que no eran asiduos se acercasen.

Además de las medidas de seguridad, la nueva ubicación en el campo de la fiesta era otra de las novedades. Anteriormente se celebraba junto al balneario, pero el Concello decidió trasladarla para poder garantizar las distancias de seguridad. El alcalde, Carlos Calvelo, explicó que es una medida que se ha adoptado de "manera puntual" para que se pudiese realizar el distanciamiento social. No se muestra convencido con la idea de que la feria se quede en el campo de la fiesta. "Lo más probable es que vuelva a donde estaba", afirma.

La mayoría de los vendedores consultados ayer por LA OPINIÓN prefiere la nueva ubicación a la vieja por "comodidad" y porque hay más aparcamiento y es más accesible, además de que hay más espacio. Así lo explica uno de ellos, José Antonio Recarey. "Si tuviera que votar, me quedaría aquí. Hay más donde aparcar y está cubierto", señala. Destaca, además, que hay cerca varios hipermercados y que complementan a la feria. Rubén Deus también coincide. Considera que es una ventaja que esté "cubierto" y que es más cómodo el lugar que junto al balneario. Carlos Rodríguez se encuentra conforme con estar en el campo de la fiesta. Afirma que se está "bien". María Asunción Varela cree que el lugar "es un sitio estupendo" por estar cubierto y ser cómodo. Otra de las vendedoras, que no quiso dar su nombre, en cambio, no estaba convencida con la idea y prefería volver a la antigua ubicación.