Uno de los entretenimientos favoritos de Francisco Martínez Pin y sus hijas es recorrer en otoño e invierno las playas en busca de tesoros ocultos. En temporada baja, los arenales son un baúl de sorpresas para aquellos que paseen con el ojo atento y Pin y las pequeñas Julia y Ana han afinado su mirada a fuerza de practicar un pasatiempo, buscar "qué cosas no deberían estar en la playa": plásticos, botes, botellas, restos de bateas, cuadernas de antiguas embarcaciones, puntas y tornillos oxidados, bastoncillos... Y tantas otras cosas que el mar devuelve a la costas.

Esa madera de deriva, restos de viejas embarcaciones o ramas arrancadas por los temporales: las redes sin uso en las que se enredan los peces, los plásticos que los envenenan; los trozos de cuerdas de barcos de recreo..., son un material de primera para un artesano. Pin dedica desde hace dos años sus ratos libres a dar otra vida a esos residuos que recalan en Santa Cristina, Miño, O Pedrido o Mera para crear las Marinas, ballenas, cachalotes y otros antropopaisajes que componen la muestra que se inauguró ayer de forma telemática en la tienda-espacio de arte Bomoble, en A Coruña.

"Lo que intento es darle otra vida al plástico y a otros residuos y decir: 'oye, esto lo encontré en la playa y no debería estar ahí!", explica este licenciado en Ciencias Políticas y Sociología especializado en gestión medioambiental, que compagina su trabajo como asesor de comunicación con su afición a trabajos como "artesano".

La exposición está compuesta por unas cuarenta piezas: unas veinte marinas y otros antropopaisajes y quince ballenas. Hay muelles, faros y puertos que podrían a pertenecer a cualquier costa, con el toque naif de los dibujos infantiles. En la muestra también se pueden ver otros paisajes urbanos inspirados en la arquitectura de Betanzos, Si uno se acerca, puede apreciar la textura de antiguas cuadernas erosionadas por el mar y distinguir los clavos oxidados, plásticos y restos de tela que componen los paisajes. Las ballenas son otra parte fundamental de la muestra. Las de Pin se alejan mucho del temido leviatán, el monstruo bíblico que se tragó a Jonás. Sus ballenas tienen en ocasiones trazos infantiles, las "dadaístas". Y tienen otra característica. Y es que este artista quiere aprovechar también para abolir ciertos "mitos": Las ballenas", recalca, "no son gordas, son esbeltas".