La madera es como el cerdo, se aprovecha todo. Después de hacerte los muebles, con el serrín tienes pellets y con las ramillas, cortezas y hojas, todos esos restos que quedan en el monte después de una tala, pueden suministrarle luz eléctrica a 10.000 hogares. Es lo que hace ya la compañía coruñesa Greenalia desde su planta en Teixeiro (Curtis)Greenalia Teixeiro (Curtis), la segunda más grande de España, que está en la fase final de pruebas (aunque ya conectada a la red) para producir 50 megavatios.

La empresa además ya prevé cerrar todo el ciclo completo de biomasa, aprovechar aún más la madera, comercializando la ceniza: en 2022 saldrá una directiva europea que permitirá ya utilizarla como abono, según explicó ayer Manuel Bueno, ingeniero de minas y director de proyecto de Greenalia, en la visita que se realizó para presentar esta iniciativa de energía renovable ante la prensa.

La planta empezó a funcionar el 17 de enero de este año pero a causa del Covid-19 se paralizó hasta el pasado 10 de mayo, pero ya está en la parte final de pruebas. Prevé tener siempre producto para generar energía a partir de restos vegetales, pues en Galicia se extraen casi diez millones de metros cúbicos de madera al año y se generan anualmente más de dos millones de toneladas de residuos.

Este productor independiente presente en el Mercado Alternativo Bursátil (MAB) desde 2007, tiene una parcela de 103.000 metros cuadrados en el polígono de Teixeiro, y recibe cada día ochenta camiones cargados de restos de talas y podas. "Al retirar estos restos, se ayuda a limpiar el monte y prevenir incendios. Y ahora que es obligatorio eliminarlos, nosotros les prestamos el servicio de recoger todo. Si lo hace el propietario les cuesta unos tres euros la tonelada. Son restos de eucalipto y pino en su mayoría, que agrupamos en fardos. También cogemos restos de podas, limpiezas de franjas de terrenos, incluso de limpieza de las márgenes de la autopista", explicó Mauro Coucheiro, director de operaciones forestales.

Una especie de grúa coge cada fardo o paca y va a la planta de triturado hasta tener un tamaño denominado P63, desmenuzado. Esto se lleva a una caldera por cintas transportadoras pasa a una nave de cribado para eliminar restos (plásticos, metales, piedras) y de ahí por otra cinta hasta un silo. De aquí irá para la caldera (finlandesa) para combustionar. El vapor sobrecalentado obtenido se transporta a un turbogenerador, donde se genera electricidad.

El vapor se condensa gracias a unos aerocondensadores. "No usamos torres de refrigeración, que consumen muchísima agua, sino estos aerogeneradores que valen un millón de euros más", destacó Manuel Bueno. En la planta existe un generador y un transformador, que mediante un cable subterráneo envía la energía a la planta de Sidegasa de Fenosa, a pocos metros de Greenalia. Los restos de talas y podas se traen de un radio de unos cien kilómetros. Greenalia tiene una división forestal y mantiene acuerdos con empresas dedicadas a la madera. En la propia planta trabajan 40 personas y en los montes 110. La compañía realizó una inversión de 135 millones en la planta.