La película de animación española Klaus, producida por The SPA Studios y distribuida por Netflix, sumó este fin de semana a su palmarés los reconocimientos a Mejor película de animación iberoamericana y a Mejor diseño de animación en la tercera edición de los Premios Quirino. El revolucionario film de ambientación navideña dirigido por Sergio Pablos contó con la participación de un joven animador digital de 25 años, coruñés y ex vecino de Coirós, Eladio Balsa San Martín, , que entró en el equipo de The SPA Studios nada más terminar la carrera. Balsa relata su experiencia como uno de los profesionales que dio vida a Klaus, y explica cuáles son, a su entender, las claves del éxito de un film que ha abierto un nuevo camino en el género de la animación.

¿A qué se dedicaba cuándo trabajaba en el proyecto de Klaus

Estuve trabajando en la película dos años, y mi trabajo principal se centró en la iluminación y los fondos de Klaus. Sin embargo, pasé por todos los departamentos, porque mi perfil es muy general a nivel técnico.

¿Le sorprendió que quisieran contar con usted nada más terminar su formación?

Sí. Cuando terminé la carrera de Animación Digital en Madrid, uno de mis profesores me llamó y me propuso entrar en este proyecto, y fue una sorpresa, aunque realmente el mundo de la animación es muy pequeño, sobre todo en España. En esta industria lo normal es empezar trabajando en anuncios publicitarios o proyectos pequeños, y yo empecé en una película tan apoteósica como Klaus. Todos me decían que después de esto lo demás me iba a saber a poco, y es cierto. Ha sido una experiencia muy grande a nivel de aprendizaje, y me encantaría volver a trabajar en The SPA Studios en futuros proyectos.

¿Hay alguna referencia coruñesa en el ámbito de la animación que le haya inspirado para escoger su profesión?

Sí, en A Coruña encontré muchas referencias. De hecho aquí se creó el primer estudio de animación de Europa hace 20 años, Dygra Films. Gracias a eso hay muchísimos gallegos en la industria. Esta productora fue la que hizo la exitosa película de El bosque animado cerró hace unos años pero, cuando llegué a Madrid, tuvo como profesores a algunas de las personas que trabajaron allí. A día de hoy la industria de la animación es complicada, y lo es más fuera de las capitales, por eso lo mejor ahora es venir a Madrid, donde están la mayor parte de los estudios.

Hablando de Klaus

En una cuestión fundamental que la diferencia de todas las demás películas: la técnica de animación y la iluminación. Klaus fue una película revolucionaria porque recuperó la técnica de animación clásica en 2D que utilizaba Disney, en la que se dibujaba fotograma a fotograma cada película, pero también incorporó todas las tecnologías que se han desarrollado hasta ahora. El director, Sergio Pablos, vio que hacía falta un cambio, y junto Marcin Jakubowsky y Szymon Biernacki, los directores artísticos, supo recrear un look tradicional con las volumétricas tridimensionales propias de Pixar y los detalles propios de la animación clásica gracias a la ayuda del ordenador.

La Navidad es un tema muy explotado en las películas infantiles. ¿Fue difícil conseguir que Netflix apostase por este proyecto como su primer largometraje de animación?

De hecho, Sergio estuvo casi 5 años intentándolo y recibió la negativa de las productoras de Sony, Universal, Fox? Todos decían que esa estética en una película de dibujos era muy rara, que la Navidad es un tópico muy visto y que el desarrollo de esta técnica de animación requería muchas dificultades. A Netflix se lo presentó en varias ocasiones, y no fue hasta la tercera o cuarta que decidió financiar la película.

¿Cree que las películas de dibujos son ahora más atractivas para el público adulto?

Sí y creo que aquí tiene mucha influencia el cine japonés. Sus películas infantiles tienen siempre dos líneas argumentales, una para niños y otra para adultos. Disney siempre fue muy infantil, pero desde hace unos años en Occidente aprendimos que la animación también gustaba al público adulto y que podía tener otros géneros. Ofrece una nueva forma de experimentar historias desde puntos de vista distintos, en los que se juegan con los colores y los recursos cinematográficos. Por otra parte, el ojo adulto siempre percibe más ciertas técnicas y, por ejemplo, en el caso de Klaus, la intención era que cada plano fuese como un cuadro. Es arte y, aunque todos pueden percibirlo, alguien mayor con cierta cultura visual lo apreciará mucho mejor.

¿Cree que esta película marcará un nuevo camino a seguir?

Sí. Sergio Pablos creó un estilo, y ya recibió varias propuestas de otras productoras que querían hacer proyectos con esta estética. Eso es muy importante porque, si miramos atrás, casi todas las películas de dibujos animados, independientemente de quien las ha hecho, presentan una estética similar. Por fin alguien ha roto con eso.

¿Le preocupa que la crisis generada por el Covid-19 afecte a la industria de la animación?

Está claro que sí, pero no creo que nos afecte más que al resto. Nuestro ámbito tiene una ventaja, y es que todos los que formamos parte de él tenemos ciertos conocimientos técnicos que nos permiten llevar a cabo nuestro trabajo desde casa. La animación no es lo mismo que el cine de imagen real. De hecho, durante la producción de Klaus muchos artistas trabajaban a distancia desde sus países.