Betanzos reanudaba ayer su feria tradicional recuperando por primera vez tras la crisis sanitaria a los ambulantes de textil y calzado, pero estos ya ni montaron los puestos, se marcharon disconformes con las reubicaciones efectuadas por el Concello, que cambió los lugares habituales para dejar más espacio e itinerarios de entrada y salida a los visitantes, como medidas de seguridad para prevenir posibles contagios. La feria se celebró con normalidad, pero solo con la presencia de los puestos de frutas, verduras y plantas, además de otra alimentación.

Al igual que ocurrió hace unos días con las ferias de Carballo, Vimianzo y Cee, con protestas de los comerciantes, las nuevas ubicaciones no fueron aceptadas por este colectivo. El Gobierno local aseguró que los ambulantes "eran conocedores" de las reubicaciones de puestos porque la Concejalía de Comercio mantuvo "hasta tres reuniones" para "consensuar" los cambios y al mismo tiempo cumplir la normativa de seguridad, y al tener que separar más los puestos amplió la superficie hasta la avenida de Castilla y el casco histórico, y se reorganizaron los puestos agrupándolos pero con un plástico de separación entre ellos.

El Ejecutivo municipal aseguró que esta reubicación "contaba con el visto bueno de sus representantes", y solo suponía moverse unos metros, por lo que lamentaron la decisión de los vendedores de abandonar el recinto.

El presidente de la Asociación Gallega de Vendedores Ambulantes, Juan Meijide, señaló que el Concello debería de haberse dirigido a ellos para "consensuar las medidas", al ser un colectivo que representa a muchos comerciantes. "Yo me puse en contacto con la concejala varias veces y me fue imposible hablar con ella. No han hablado con nosotros, ni nos contestaron al escrito que metimos por registro pidiendo una reducción de las tasas. En Cambre, por ejemplo, negociamos, cedimos nosotros y el Concello, pero al final hubo un consenso, no una decisión unilateral", afirmó Juan Meijide.

Entre los vendedores de textil y calzado que van a Betanzos existen varios colectivos, algunos pertenecen a la asociación y otros no, y es difícil que lograr una postura única. Meijide apuntó que una solución sería ir todos a O Carregal "pero la hostelería no quiere". También criticó que se prohíba la presencia de vendedores de elementos de segunda mano, cuando en muchas tiendas sí se permite, pues "el Covid no dura más de 72 horas en textil". Insistió en la necesidad de que el Concello brigantino negocie con todas las partes implicadas, no solo "con dos o tres que conoce".

Reunión mañana

Mañana viernes ya está convocada una reunión entre representantes del Concello y de los vendedores ambulantes, a la que no llamaron a la asociación según afirmó Juan Meijide, para tratar de llegar a un acuerdo en las ubicaciones para las siguientes ferias.

El Gobierno local asegura que quiere "colaborar al máximo" con los vendedores y de hecho aseguró que lo beneficiará "con la supresión de tasas" por el estado de alarma, pero matizó que "en ningún caso" va a aceptar "presiones" para cambiar su plan de desarrollo de la feria, en el que debe primar la seguridad. Agregó que si hay protesta porque no están en la misma ubicación o porque no están de acuerdo con la organización "consensuada con sus representantes" (al ser "inviable" hacerlo con todos), no les va a hacer cambiar de postura.