¿Qué balance hace de los diez años de trayectoria de la Fundación Fragas do Mandeo?

Por una parte, cuando uno mira atrás y hace un recuento de todo el trabajo realizado, uno puede decir que se ha hecho mucho, mucho más incluso de lo que se esperaba. Pero por otra parte, no estamos mirando para atrás, sino siempre estamos mirando hacia adelante. Somos una entidad orientada a objetivos. Si uno donde mira es al estado de los espacios naturales que hay en nuestra comarca, aún queda muchísimo por hacer. En ese sentido, valoramos estos primeros diez años pero asumimos el reto de que los próximos diez tendremos que trabajar otro tanto o más.

¿Qué objetivos se marcan para los próximos diez años?

Por una parte, ampliar la zona de custodia del territorio. Ahora estamos custodiando aproximadamente 27 hectáreas de parcelas y nos gustaría cubrir una superficie más amplia, porque eso nos permite eliminar eucaliptales y recuperar las fragas, el bosque autóctono, de las orillas del río Mandeo. Y en cuanto al dominio público, ríos y costa, nos gustaría ampliar, aunque ya estamos actuando en una extensión bastante grande, la longitud de ríos que tenemos apadrinados y el número y extensión de playas y costa en las que estamos actuando. En algunas zonas, en la marisma de Betanzos, solo estamos eliminando basura, pero todavía no hemos podido centrarnos en la eliminación de las especies invasoras, ese sería uno de los objetivos.

¿Qué se necesita, más gente?

Sí, efectivamente. Por una parte se necesitan más voluntarios; cuantos más tengamos, más capacidad de trabajo y jornadas de voluntariado programadas a lo largo del año. Y, en caso de custodiar una superficie más amplia, para aumentarla, la mayor parte de las parcelas que custodiamos es mediante la compra de esos montes, y para eso se necesitan más donaciones de particulares, como hemos hecho hasta el momento.

¿Algún objetivo frustrado en esta década?

Se podría decir que uno de ellos es llegar a un convenio con la Demarcación de Costas para poder custodiar al amparo de un convenio algún tramo de costa, pero tenemos que decir que aunque la Demarcación de Costas de Galicia vio el proyecto con muy buenos ojos, está bloqueado en Madrid, y está bloqueado en toda España, no es un problema único nuestro. Aunque la ley 42/2017 de Patrimonio Natural y Biodiversidad establecía la posibilidad de convenios sobre dominio público, en la práctica nunca lo han ejecutado. Y luego muchas veces se frustran negociaciones sobre algunas parcelas interesantes, pero es cuestión de tener paciencia

¿Alguna en especial que les gustaría custodiar?

Ninguna en especial, pero siempre que intentas comprar a alguien una parcela que no tiene interés forestal y no llegas a acuerdo, es una pequeña frustración, pero no por ello nos vamos a echar atrás. Se llama a otra puerta y se intenta. Es un proceso lento el de adquisición de las parcelas. La queja es sobre todo el inmovilismo que existe, hay muchas propiedades que no están realizando ninguna función económica ni ecológica y es una pena que a veces por una mentalidad de que no haya cambios no se avance ni en un terreno ni en otro.

¿Está la sociedad más concienciada sobre cuidar el medioambiente que hace diez años?

El problema es que la concienciación de la sociedad respecto al medioambiente es un poco más de palabra que de obra. Lo que estamos viendo es que sí, sale en los medios de comunicación el problema de los plásticos, el de la crisis climática y otros, pero de ahí a que la gente diga "pues voy a realizar actuaciones directas en el medio natural para mejorar la situación", ya es otro cantar. El número de voluntarios no ha crecido en diez años al ritmo tan acelerado como se está demostrando que es necesario. Vemos que le problema de los plásticos en el mar es gravísimo, ya se sabe que en todos los mares a todas las profundidades hay, incluso en la atmósfera, y sin embargo las personas que se decida a colaborar con nosotros para recoger plásticos en mar o ríos, son insuficientes. Hay que agradecer a los que están viniendo, pero reconocer que se necesita mucha más gente.

¿Cuánta gente colabora habitualmente con la fundación?

El año pasado tuvimos 114 voluntarios directos. Acudieron a una media de 2,2 jornadas cada uno. Y, además, unas ochenta y algo personas vinieron a través de otras entidades, otras asociaciones o incluso de voluntariado de la Xunta. En total, la cifra es próxima a las 200 personas diferentes que colaboraron de una forma u otra. También voluntariado empresarial, que viene con sus familiares. La edad va desde los cuatro a los 76 años, la media es 42. Un niño de cuatro años poco trabajo hace, pero aunque solo sea recoger un poquito de basura en una playa, vale. Sobre todo porque cuando un niño ve que sus padres están trabajando en la playa, es la mejor forma de educación ambiental que existe. Y siempre destaco que la participación de las mujeres en el voluntariado es clave. Y si vamos al núcleo del voluntariado, el más experimentado, las mujeres fueron el año pasado un 75% más numerosas.

¿Porque van a más jornadas?

Sí, repiten más. . . Si escogiéramos el perfil tipo de la persona que forma el núcleo más fiel del voluntariado, sería una mujer de edad madura que vive en Sada.

¿Qué lecciones medioambientales debemos aprender de esta emergencia sanitaria?

Es una vinculación que tiene una razón, pero no es una vinculación tan directa como a veces se ha expuesto. Esos problemas acontecen en otras zonas del planeta en las que efectivamente hay un impacto directo en el medio ambiente y hay y un contacto con determinadas especies, fundamentalmente los murciélagos, que tienen una presencia de distintos tipos de coronavirus muy grande, pero es algo que no creo que se llegue a extrapolar lo más mínimo a la situación que existe aquí. Aquí vamos atener problemas muy graves en el futuro con la crisis climática.

¿Cuáles?

Los bosques realizan funciones ecosistémicas fundamentales, en el ciclo del agua, almacenan y purifican el agua y gracias a ellos los ríos conservan agua todo el año, incluso en los periodos en que no llueve. Si nosotros queremos estar preparados para cuando se agrave la crisis climática que está empezando, necesitamos cuidar mucho nuestros bosques. Las funciones que realiza el bosque autóctono en el ciclo del agua son mucho más importantes y voluminosas que lo que podía hacer una plantación forestal de eucaliptos.