Para los residentes en el inmueble anexo a casa Carnicero, el incendio que ha reducido a escombros el interior y la cubierta de este inmueble protegido era previsible. "Llevamos años pidiendo que tomen medidas y el Concello no hizo nada. Presentamos escritos, avisamos de desprendimientos, de la entrada de okupas... Y nada de nada. ¿Y ahora que la casa está destrozada quiere rehabilitarla?", se preguntaba ayer una de las residentes visiblemente enojada.

Esta vecina explica que avisan desde hace meses de incursiones ilegales al interior de la vivienda y del riesgo de que se registrase un incendio por la maleza y la suciedad. "Nuestra comunidad llegó a pagar una limpieza y pedimos una toma de agua para los bomberos por si acaso, pero tampoco nos hicieron caso", se lamentaba ayer una vecina que teme que se produzca una situación en el otro edificio anexo a su casa, abandonado desde hace años.

Los residentes afirman que pidieron al propietario que tapiase las ventanas para evitar entradas ilegales. Uno de los dueños de esta vivienda, Diego Fernández, lo niega. Al menos, en parte. Explica que tapió varias de las entradas de la vivienda pero que "los okupas siempre encontraban por dónde entrar". "Reventaban todo para poder acceder", afirma.

Este joven, que heredó hace dos años la casa junto con su otro hermano y un primo, dice que ha hecho todo lo posible para encontrar una solución. "Nadie la deseaba más que yo, me da muchísima pena lo que ha pasado", asegura. Relata que tanto a sus padres en el pasado como ahora a ellos, el mantenimiento de esta casa modernista les viene "muy grande" y que carecen de fondos para costear su rehabilitación. Apesadumbrado, relata que hace ya más de un año que ofreció al Concello su cesión gratuita. "Ya habíamos llegado a un acuerdo, pero con lo de la pandemia se retrasó todo", se lamenta. Él cruza los dedos y espera que la estructura de la casa resista y el Concello pueda acometer su rehabilitación. "Son muchos recuerdos".