Tras años de abandono a pie del puente de A Pasaxe, la Casa Carnicero quedará reducida próximamente a escombros. Un informe del arquitecto municipal de Oleiros concluye que los restos de esta vivienda modernista no reúnen las condiciones para su rehabilitación. El dictamen trasciende cuando se cumple una semana del incendio que destruyó el interior y la cubierta de esta villa colonial diseñada por Rafael González Villar. La casa Carnicero será finalmente otra de las joyas de este reconocido arquitecto coruñés que sucumbe tras décadas de dejadez y alertas desoídas.

El alcalde de Oleiros, Ángel García Seoane, confirmó ayer el triste final de este bien protegido. El regidor insistió nuevamente en que el incendio se había registrado justo cuando cerraba un acuerdo de cesión de la casa con los propietarios, que no podían afrontar el coste económico de la recuperación. Seoane, que no ha aclarado si a lo largo de todos estos años habían abierto algún expediente para frenar el deterioro de este bien catalogado, cargó ayer contra los responsables del incendio, cuyas causas todavía se desconocen: "Estos delincuentes que prenden incendios, se meten en propiedades ajenas y provocan estas situaciones", afirmó.

Casa Carnicero no solo era un bien singular por su valor arquitectónico, era también testimonio de los buenos tiempos de la ría de O Burgo. Esta vivienda singular fue diseñada en 1917 por Rafael González Villar para el industrial Enrique Carnicero Ríos, propietario de un parque de cría de ostras al pie del estuario que llegó a gozar de gran popularidad. La vivienda, que también fue bar y estanco, tenía un merendero al que acudieron a degustar las ostras Lola Flores o Manolo Caracol, como aún recuerdan con nostalgia los mayores de Oleiros.

El triste epílogo de esta vivienda de principios del siglo XX "se veía venir", en opinión de los residentes en las casas más próximas. La comunidad de propietarios del edificio anexo denuncian que alertaron al Concello durante años sin éxito del precario estado de la casa, de los desprendimientos, de la incursión de okupas y del riesgo de incendio por la maleza y la suciedad.

La protección, papel mojado

El lamentable epílogo de Casa Carnicero, catalogada en el plan general de Oleiros desde el año 2009, demuestra una vez más que la protección sobre el papel no sirve de nada si no se acompaña de un interés real de las administraciones por velar por el patrimonio. El legado de Rafael González Villar es buena muestra de ello. Otras obras de este arquitecto sobreviven a duras penas en A Coruña y comarca. Entre otras, la antigua fábrica de la luz de Betanzos. el antiguo sanatorio de tuberculosos de Cesuras o el cine Avenida.

Algunos parecen haberse resignado a su abandono. El sanatorio de Cesuras lleva en la Lista Roja del Patrimonio desde 2007 y la Xunta, que en la antesala de la fusión de Oza y Cesuras, en 2013, llegó a difundir un anteproyecto para reconvertirlo en centro de día residencia, no ha vuelto a pronunciarse sobre su futuro.