Ayudar a niños más pequeños, contar cuentos a los mayores, aprender lenguajes inclusivos, trabajar la sostenibilidad o compartir talleres con personas con discapacidad son algunas de las actividades con las que los colegios de O Graxal (Cambre) y San Marcos (Abegondo) y el instituto Universidade Laboral (Culleredo) forman a niños más solidarios desde sus bibliotecas. Y estas iniciativas les han situado como tres de los cuatro centros de la provincia distinguidos con el Selo Biblioteca Solidaria que concede la Consellería de Educación, junto a un colegio de Moeche.

Los centros cambrés y abegondés reciben este reconocimiento por segundo año consecutivo. La Laboral, sin embargo, se presentó esta edición por primera vez y ha logrado sumar este sello a los múltiples premios que atesora.

La Agenda 2030 de la ONU, que fija objetivos para potenciar el desarrollo sostenible, ha marcado este año los temas sobre los que giraron las actividades. "Los objetivos son tan diversos y en el centro tenemos tanta diversidad, que cada uno encontraba un objetivo en el que inspirarse para llevar al aula", cuenta la responsable de la biblioteca de La Laboral, Eugenia García. Explica también que este centro combinó las actividades transversales con las que desarrollaba en su clase cada profesor, de los casi 40 que se sumaron a la iniciativa, asegura Cagiao.

La ayuda entre alumnos, los grupos de voluntarios y la colaboración de las familias se presentan como claves en los proyectos que lanzan estas bibliotecas. "Hacemos actividades en las que se mezclan unos con otros. Y también, muy importante para nosotros, colaboramos con distintas asociaciones, como Aspace", explica el responsable de la biblioteca del colegio de San Marcos, Diego Agilda.

"Trabajar valores como la solidaridad y la empatía, abordar la igualdad de género, la ecología, la paz y la justicia" son algunas de las metas principales del programa diseñado por la biblioteca del colegio de O Graxal, explica su coordinadora, Elena Cagiao. "Consideramos importante que todo el alumnado se forme, tenga valores de solidaridad y empatía hacia todos", defiende Cagiao.

Las bibliotecas se muestran cautelosas de cara a hablar sobre los proyectos a los que destinarán los 1.500 euros con los que está dotado el reconocimiento. Barajan dedicarlos a adaptar espacios e incluso proyectos al nuevo modo de funcionar que obligará a instalar la pandemia para garantizar la seguridad en los colegios.

Diego agilda: "Nos centramos en la colaboración entre etapas. Los mayores gestionan todo y explican a los pequeños"

"Los proyectos y las cosas que hacemos en el colegio intentamos siempre que partan y giren en torno a la biblioteca y la biblioteca es lo que coordina y el eje de todo el trabajo del centro", asegura el responsable de la biblioteca escolar de Abegondo, Diego Agilda. "Tenemos un grupo de alumnado voluntario de biblioteca ya desde hace más de 10 años de los cursos altos de Primaria. Tienen opciones de organización, sistema de préstamo, se encargan de la gestión de los recreos...", explica. Afirma que se intenta que elegir proyectos que "se integren en los de la biblioteca". Celebra que las familias "colaboran bastante, sobre todo en Infantil".. "Este año, una de las cosas nuevas fue As familias contan. Un grupo de familias voluntarias se dedicaron a venir a la biblioteca a contarnos, hacer actividades con los niños y talleres", relata. "Trabajamos también con la robótica dentro de la biblioteca y nos centramos en la colaboración entre etapas; los mayores gestionan todo esto, les explican a los pequeños como se usan los robots, los pequeños les cuentan cuentos a los mayores... hacemos actividades en las que se mezclan unos con otros", detalla Agilda. "Este año, con Aspace hicimos talleres, olimpiadas solidarias en las que aprendimos diferentes lenguajes, formas de comunicación y lenguajes inclusivos", asegura. Añade que también trabajan con la residencia de mayores de Betanzos, con mayores del concello y con la escuela infantil.

Elena Cagiao: "Consideramos importante que todo el alumnado se forme, tenga valores de solidaridad y empatía"

"Lo que pretendimos este año sobre todo era centrarnos en los objetivos de la Agenda 2030 y trabajar valores de solidaridad y empatía, tener en cuentan que queríamos que nuestros alumnos tuvieran una educación de calidad", explica la responsable de la biblioteca escolar de O Graxal. "El dinero del año pasado lo invertimos en crear nuevos espacios en la biblioteca que fueran accesibles. Nuestro colegio se caracteriza por la diversidad. Hay muchos niños con necesidades educativas especiales, de distintas culturas, religiones, razas...", afirma. "Consideramos importante que todo el alumnado se forme, tenga valores de solidaridad y empatía hacia todos. Estos espacios son accesibles, practicables, el mobiliario se puede adecuar en altura. También compramos material manipulativo adaptado que se puede complementar a los libros que tenemos", detalla. Además, compraron lupas, microscopios, juegos de física o tablets, y manejan también robots y juegos de energía eólica y solar, "para trabajar el tema de la ecología", cuenta Cagiao. Este año son 35 los voluntarios de 5º y 6º de Primaria que "ayudan en tareas organizativas, ayudan a los niños a buscar los libros, les explican cómo se usan los nuevos materiales y, a los niños pequeños o con necesidades especiales los acompañan o les cuentan cuentos para que estén entretenidos". "Los voluntarios son muy importantes", asevera.

Eugenia García: "Este año teníamos un grupo de alumnos de primero de Bachillerato siempre dispuesto a participar"

"Hicimos un proyecto en el que se implicaron casi 40 profesores, cada uno intentaba llevar la agenda a su currículum. Hubo actividades transversales y otros hicieron la actividad en su clase", explica la responsable de la biblioteca de La Laboral, Eugenia García. "Los objetivos son tan diversos y en el centro tenemos tanta diversidad, que cada uno encontraba un objetivo en el que inspirarse para lleva al aula", afirma. "Dentro de las actividades propuestas, una es el voluntariado. Este año teníamos un grupo de alumnos de primero de Bachillerato muy participativo, tanto en club de letras como en el de ciencia como en el club de lectura, siempre dispuesto a participar en cualquier cosa que les propongas. La experiencia fue fantástica", asegura Cagiao. "En las reuniones en las que preguntábamos qué en iniciativa querían participar, disparaban ideas: llegar a los ancianos, ir al hospital, recoger en la ría cosas... Les tenía que decir que solo teníamos 15 horas, porque la propuesta son 15 horas de voluntariado", relata. "Decidimos centrarnos en la Agenda 2030 e hicieron vídeos dando a conocer cada objetivo", explica García. "Propusieron un concurso de microrrelatos y, como luego vino el confinamiento, tuvimos que adaptarlo a algo que pudiéramos hacer desde casa. Hicieron Eran relatos inspirados en la agenda y ellos hicieron las bases, lo difundieron... El premio más bien es en relación a lo que hizo un grupo de 9 alumnos.