El Concello de Miño ha reabierto otro melón urbanístico heredado del boom del ladrillo: la macrourbanización de monte Piñeiro. Bautizado en los tiempos de la burbuja inmobiliaria como Nuevo Miño, este proyecto urbanístico preveía la construcción de 700 viviendas en un enclave muy próximo a las marismas del río Baxoi, un enclave propuesto para la ampliación de la Red Natura y ya muy castigado por infraestructuras.

El alcalde, Manuel V. Faraldo, y la concejala de Urbanismo, Emma González, han mantenido varias reuniones en los últimos meses con las promotoras de esta controvertida urbanización, UTE Piñeiro, Vallehermoso y Areal, que llegaron a amenazar con reclamar una indemnización de veinte millones por la anulación del contrato.

El Ejecutivo municipal explicó ayer a consulta de este diario que ha alcanzado un principio de acuerdo con las empresas promotoras para reducir a cerca de la mitad las viviendas del ámbito, alrededor de 350. El pacto pasaría también porque las empresas renunciasen a su millonaria reclamación.

Con este acuerdo, todavía inicial, el Ejecutivo municipal pretende evitar que se enquiste un conflicto urbanístico que podría acarrearle, a la postre, un desembolso millonario, explicó ayer el alcalde, Manuel V. Faraldo, que se mostró partidario de llegar a acuerdos para evitar enredos judiciales que acaben pasando factura al Concello, como ocurrió con Costa Miño Golf. "Es una oportunidad para solucionar un conflicto de gran cuantía económica, desarrollar espacios públicos de calidad y con una edificabilidad que supondrá unos importantes ingresos para las arcas municipales", argumentó el regidor.

El Concello ha adjudicado la redacción de una modificación puntual del plan general que incluirá la ordenación detallada y que deberá detallar el número de viviendas, zonas verdes, equipamientos y accesos. La redacción del cambio urbanístico había sido licitada ya por el anterior Ejecutivo municipal, pero quedó en suspenso por un recurso.

El Gobierno municipal avanza que su intención es diseñar una nueva ordenación "más respetuosa con el entorno", incluida en la zona de influencia de los 500 metros de costa. El Ejecutivo plantea reducir la vivienda en altura, limitándola a la parte baja del ámbito, y reconfigurar el sector para incorporar un equipamiento de ocio y zonas verdes en la parte central y sendas en el perímetro exterior, más próximo a las marismas del río Baxoi. El alcalde avanza que su intención es apostar por un desarrollo de baja densidad, lo más integrado posible en un entorno ambientalmente sensible y bien comunicado con el resto del municipio, para que no quede "encajonado": "Es importante que tenga varios accesos", explica.

La urbanización de monte Piñeiro fue gestada antes de la crisis. En 2006, el Concello adjudicó a la UTE Odegal, Lucus Urban y Constantino Núñez la ejecución de este ámbito de 700 viviendas, zonas comerciales, aparcamientos y parques. , Los tribunales anularon el acuerdo y las empresas reclamaron la devolución del canon de 3 millones más intereses y los gastos de elaboración del proyecto de expropiación, reparcelación, plan parcial y el estudio de impacto ambiental. La UTE reclamaba además una indemnización de 20,8 millones por la anulación del contrato.

El Gobierno local aprobó en 2012 el cambio de sistema de expropiación a cooperación y en 2013 firmó un nuevo convenio con las empresas para poder seguir adelante con la macrourbanización. El acuerdo estipulaba que debía presentarse el proyecto de reparcelación en el plazo máximo de un año y el Ejecutivo incidía ya entonces en la necesidad de apurar las obras para evitar que el Plan do Litoral obligase a reducir edificabilidad. Los trabajos no llegaron ni a arrancar.