Tumbadas en la pista polideportiva, moviendo brazos y piernas en una colchoneta, se podría pensar que es un grupo de niñas que hacen gimnasia cuando la verdad es que son unas campeonas sin piscina: el Club Acuatic Oleiros de Natación Sincronizada, que ha sido el mejor club gallego varias temporadas en su categoría y ha ganado copas y medallas de oro, sigue confinado a día de hoy, no se zambulle en vaso desde el 14 de marzo. El Concello de Oleiros mantiene las restricciones a causa de la pandemia y solo deja una persona por calle pero la sincronizada es un deporte de grupo, es necesario para realizar las coreografías.

El Acuatic era el club de sincronizada más grande de Galicia, con 180 nadadoras. "Se han dado de baja setenta niñas por ahora. En otros sitios ya empezaron a entrenar en piscinas municipales pero nosotros no, si esto sigue hasta el mes que viene, ya no podremos entrenar ni competir, perderemos la temporada", explica María Rey, coordinadora y entrenadora que creó este equipo en 2009.

El Acuatic entrenaba en las piscinas de Dorneda y de la capital municipal, que les dejaba el Ayuntamiento de Oleiros, al cual el equipo está agradecido porque les ha buscado la alternativa de la pista deportiva, donde pueden preparar su condición física mientras tanto y porque todos esos años les han ayudado. Sin embargo, necesitan una piscina para poder desarrollar este deporte y competir. Otros clubes de la comarca están entrenando en instalaciones municipales.

"Es muy arriesgado. Estuve hablando con la concejal de Deportes, vamos a informar en unos días de lo que se va a hacer. También acaba ahora el contrato de las piscinas", reconoció ayer el alcalde, Ángel García Seoane, que admitió que esta situación está originando muchas bajas en el club y que las niñas pierdan la ilusión. El contrato de las cuatro piscinas municipales con Aqualia finaliza este mes.

Las nadadoras del Acuatic, para no perder destreza después de tantos meses, aprovechan los días de buen tiempo para no olvidarse del agua y alternar el entrenamiento en seco con la práctica en la playa de Santa Cruz, aunque no sean las condiciones ideales.

"El horario que nos dejan es de siete y media a nueve y media de la noche, el otro día era noche cerrada cuando salimos. Tenemos que pedir también para ir a la playa. Pero es para ir sobreviviendo. Santa Cruz reúne condiciones, no hay corrientes. Pero no es lo mismo y los padres tienen miedo, es lógico. Y vamos ahora, en octubre a lo mejor ya no podemos. En otros concellos están entrenando sin tantas restricciones como nosotros. El Aguamarina de Culleredo entrena con ocho niñas por calle, en el Casino creo que son diez. Nosotras con una no podemos hacer nada", añade María Rey. "Las madres están mirando todas las piscinas, algunas hasta ofrecieron las de su casa. En A Coruña miramos de alquilar en la Casa del Agua pero dan prioridad a los socios", añade. Las madres han estado luchando todo el tiempo por conseguir una alternativa y son las que han sacado a la luz, con valentía, este problema.