"Estoy contenta, por supuesto, aunque este año es un año tan duro que tengo el corazón medio partido, porque estoy tristísima por la situación", confiesa Alicia Tojeiro. Firme defensora de que "si el corazón está bien, el cerebro funciona", asegura que este curso insiste más que nunca a sus alumnos, de 5º de Primaria del Isidro Parga Pondal, en "darle la vuelta a la situación, ver lo que sí que podemos hacer cada uno para ser felices" y "valorar lo que tenemos ahora; disfrutar de estar en el aula, que igual mañana nos confinan otra vez", explica.

"Estoy enseñándoles a disfrutar de lo que tenemos y ser muy creativos con la situación", apunta. "No nos sirve de nada enfocarnos en algo negativo. No se puede jugar, no se pueden mover? Hay que darle la vuelta: sí se puede, pero tenemos que pensar cómo. La escuela de ahora, más que nunca, pone de manifiesto la importancia de trabajar la capacidad de resistir y ser creativos, adaptarse a los cambios, ser camaleónicos y no morir en el intento", sostiene. Explica que este primer trimestre, se ha volcado en "proyectos centrados en el aula, en cómo no perder esa esencia a pesar de la situación, esa esencia de limpiamundos". Su grupo se llaman "los limpiamundos" desde que hace unos años empezaron a trabajar en proyectos de cuidado del medio ambiente. "El nombre viene porque siempre nos encargamos a limpiar todo lo negativo que hay en el planeta, desde los plásticos en las playas hasta las actitudes negativas", cuenta.

Sobre cómo llevan los niños la situación actual con la pandemia, asegura que bien. "Los niños son modelo. Están superconcienciados. Estoy en 5º de Primaria y no tuve que decir ni una sola vez 'ponte la mascarilla'. Muy bien", explica. Asegura que trabajan el tema del coronavirus y las normas que hay que cumplir "pero desde un punto más divertido y quitándole hierro, que no importancia, porque hay que enseñarles a vivir felices". Un ejemplo de este trabajo es un vídeo, que pronto subirán a YouTube, en el que versionan la canción Me gustas mucho, rebautizada como Qué acribillante, en el que la letra, compuesta por ellos, sirve de desahogo sobre todas las normas por la Covid-19. Además, diseñan un juego sobre el coronavirus, apto para la normativa vigente.

Aunque triste por la situación, Tojeiro afirma que, "como una madre", no puede mostrar su tristeza. Confiesa temer que la pandemia "sirva de excusa para volver a la enseñanza de antes". "Nosotros bailábamos, cantábamos, nos sentábamos en un sofá o puff, Ni siquiera todos tenían mesa... Llevo muchos años luchando por que la escuela no sea como era antes", asegura.