Los taludes que flanquean el acceso a la playa de Bastiagueiriño en Oleiros han experimentado varios desprendimientos un año después de su ejecución. Este vial, incluido en el proyecto de formación del parque público As Trece Rosas, inaugurado oficialmente hace cuatro meses, se realizó mediante un gran desmonte de tierra y un hormigonado del suelo que dejó un gran impacto paisajístico, visible desde A Coruña incluso, al haberse hecho en plena costa. Pero además los taludes, al ser de tierra y estar sin vegetación que la retuviera, tras las fuertes lluvias de hace unas semanas hubo corrimientos, con un efecto lavado previsible, tal y como alertaron vecinos hace meses. Ahora el Ayuntamiento de Oleiros sacó a contratación las obras de estabilización de estos taludes por 47.542 euros con IVA. Este importe se suma a los 524.000 euros de coste de las dos fases de ejecución del parque, sin contar el coste de la expropiación de las tres casas.

Estos desprendimientos además suponen un importante peligro porque algunos se han producido bajo la pasarela peatonal de madera que los une (por debajo pasa el acceso cementado a la playa), y que une también las dos partes del parque. Es decir, que la lluvia ha ablandado tanto la tierra, y aún no ha empezado el invierno, que podría poner en peligro la estabilidad de este paso elevado por el que transitan habitualmente los paseante.

El propio Concello reconoce que esta zona está en una situación "peligrosa" y "muy deteriorada", por lo que ahora licita la ejecución de un muro de contención que sostenga y asegure estas paredes de tierra.

El diseño de este acceso a la playa no solo presenta esta peligrosidad de que se vengan abajo los taludes y la pasarela, sino que el Ayuntamiento se ha encontrado conque las lluvias (algo que en Galicia no es extraño), arrastran la tierra por la cuenta de hormigón que hay en las márgenes del vial, y como éste tiene una gran pendiente, dichas aguas llegan con gran fuerza a la playa y erosionan también el arenal, conformando hoyos, horadando el terreno en una degradación que aumentará con el tiempo provocando "el descalce del vial y de los propios taludes".

La solución que se ha previsto con este contrato es construir muros de piedra de doce metros de largo a cada lado, a la altura del puente de madera, y con una altura variable de entre dos y cinco metros. Para evitar que las pluviales arrastren la tierra hasta la playa, se ejecutará una arqueta de hormigón para amortiguar la fuerza de llegada de las pluviales y el desagüe a la playa se realizará mediante un canal ejecutado en piedra natural asentada sobre mortero.

Se construirá también una cuneta de hormigón al pie del talud izquierdo donde falta un tramo y se acondicionará el último tramo del acceso a la playa, que está a punto de "desaparecer" por la erosión de las mareas y esas lluvias que corren a gran velocidad por la pendiente.