"Hemos visto la luz, literalmente". Sabela Lonja, la presidenta del club de taekwondo Natural Sport no oculta su entusiasmo por el cambio de espacio de entrenamiento. No es para menos. Tras permanecer casi veinte años en un almacén del pabellón, sin luz natural y mala ventilación y que acondicionaron como pudieron, han pasado a entrenar una planta en el hotel Alda de Sada con un tatami de 200 metros y vistas al mar.

Este complejo tiene dos estrellas y aspira a la tercera, pero para el club ha sido como mudarse a un cinco estrellas: "En el local de antes ya no cabíamos, era un poco zulo, no tenía luz natural, ni casi ventilación. Ahora estamos viviendo un sueño", afirma la entrenadora. Como el resto de los clubes deportivos, Natural Sport ha registrado varias bajas por la pandemia, aunque han mantenido el tipo. De 150 han pasado a 110 . La emergencia sanitaria precipitó un cambio más que necesario. "En el antiguo local no podíamos continuar, tendríamos que dar clases las 24 horas del día para poder atender a todos los socios, explica Sabela Lonja.

Con la llegada de este club, el hotel da un paso más en su estrategia de ofrecer servicios ligados al deporte o la salud mediante acuerdos con entidades y empresas locales. El próximo paso, explica el responsable de esta estrategia, David Pita, es la apertura de un gimnasio. El objetivo, explica, es proporcionar a los clientes la posibilidad de unas "vacaciones diferenciadas" y, al tiempo, estrechar lazos con la población de Sada: "Estamos encantados con el club", celebraba ayer Pita, que resume en una frase el principal objetivo: "Ellos les dan vida a nuestro hotel".