Si la familia del portavoz del Partido Popular de Oleiros, Ángel Bonome, acude ahora al parque As Trece Rosas de Bastiagueiriño, de la que fue su casa durante más de cuarenta años solo verá el magnolio del jardín. El Ayuntamiento de Oleiros, tras expropiar tres chalés, demolió dos y ahora mismo solo queda Villa Carme como recuerdo de las tres construcciones residenciales levantadas a finales de los años setenta y que están en zona de servidumbre de Costas y también fuera de ordenación, al ser incluidas dentro de un gran parque costero por el plan general.

El Concello, tal y como anunció, ha dejado una de las viviendas en pie, la de menor altura (hizo la cimentación más profunda) y que oculta menos las vistas a la ría coruñesa, para que dé servicio a este parque público costero como almacén de material de jardinería y usos similares. En esta propiedad por lo tanto aún se puede ver la vivienda, los galpones con tejado de uralita que unas plantas de kiwi han empezado a cubrir.

El derribo de las dos viviendas ha costado 48.242 euros, en un contrato menor adjudicado a López Cao, además de 419 euros de los trabajos de coordinación de seguridad y salud. El Concello también ha gastado 2.119 euros en otro contrato menor para instalar una alarma en la vivienda que se ha conservado para uso del parque (en el portal además ha instalado un candado).

La zona donde se han tirado los dos chalés, salvo por la tierra que aún se aprecia removida, parece que siempre ha estado en ese estado, sin construir.

Buenas opiniones

"Si no las hubiese visto, me parecería que nunca ha habido ahí ninguna casa, está mucho mejor ahora, tienes toda la vista despejada", comentaba ayer una de las numerosas visitas a este parque, que añadía que habría sido mejor "tirar también" la casa que ha quedado porque "no aporta nada" y dejaría libre todo el borde litoral del parque, que desde el pasado mes de junio lleva el nombre de As Trece Rosas. También el portavoz del PP criticó que si se quiere dejar todo el litoral libre, se mantenga una de estas viejas casas.

Los propietarios de estos tres chalés recibieron el año pasado la orden de desalojo pero solo una familia entregó las llaves al Ayuntamiento, las demás obtuvieron una prórroga tras solicitarlo (para buscar un alojamiento alternativo), que luego se amplió hasta después del confinamiento.