La inminente entrega del pazo de Meirás al Estado ha abierto otro melón, el del origen y titularidad del patrimonio que atesora intramuros: obras de arte, antigüedades, piezas arqueológicas y etnográficas que los Franco reunieron durante más de ochenta años y cuyo valor total se desconoce. Los descendientes del dictador abrieron la caja de los truenos al avanzar a La Razón que preparan la inminente mudanza y que precisarán entre treinta y cincuenta camiones para vaciar este Bien de Interés Cultural antes de entregar sus llaves al Estado.

El Concello de Sada y la Delegación del Gobierno en Galicia afirmaron ayer que no les consta ningún trasiego de camiones en el entorno del pazo y que han dado instrucciones a la Policía y a la Guardia Civil para que informen de cualquier movimiento. "Que sepamos, no hay nada", explicaba ayer un portavoz de la Delegación.

Lo cierto es que el contenido del pazo de Meirás no fue objeto de la demanda del Gobierno, que limitó su reclamación al edificio y las fincas intramuros, por lo que el futuro de las joyas que esconden As Torres está en el aire y expertos y representantes de administraciones que intervinieron en el proceso consultados por este diario cuestionaron las posibilidades legales de impedir la salida de bienes. El catedrático de Derecho Civil José Manuel Busto Lago, uno de los expertos que participaron en la comisión para analizar las posibles vías de recuperar el pazo, afirma que "no hay ninguna restricción" ni "ninguna cautela" que a día de hoy pueda impedir a los Franco retirar el mobiliariio y las obras de arte o libros depositados en As Torres: "La demanda se limitó a las fincas y edificaciones, nada más", apunta. La única excepción, apunta, serían las esculturas del Mestre Mateo, por tratarse de bienes de interés cultural: "Antes de moverlas, están obligados a comunicar dónde las van a ubicar", explica este jurista, que incide en el hecho de que durante todos estos años los Franco han podido mover a su antojo los bienes muebles de As Torres y trasladarlos a otros lugares sin tener que pedir autorización.

Desde la Delegación del Gobierno avanzan que pedirán a la Justicia que se inventaríen todos los elementos del interior del pazo antes de su entrega provisional, tal y como reclama el BNG, que ha reclamado también medidas cautelares para salvaguardar los bienes "fruto del expolio franquista".

Las únicas piezas blindadas a priori ante una mudanza sin previo aviso son las esculturas de Abraham e Isaac atribuidas al Mestre Mateo. Las esculturas son Bien de Interés Cultural desde julio de 2019, y según recoge el decreto de su declaración como BIC, los Franco deben pedir autorización para su traslado, un extremo en el que incidía ya el sábado el alcalde de Sada, Benito Portela, y en el que hizo también hincapié ayer la Consellería de Cultura, que aclaró que no ha recibido ninguna comunicación sobre su posible mudanza. La ley de patrimonio establece que los titulares de bienes muebles declarados BIC, como el caso de las esculturas del Mestre Mateo, deben solicitar autorización para su traslado y recoge multas de 300 a 6.000 euros en el caso de mudanzas sin comunicación previa y de hasta 150.000 euros en caso de que se deriven daños graves o irreparables por este traslado.

Otros elementos de titularidad controvertida que atesora el pazo son 3.200 libros de Emilia Pardo Bazán. Los fondos fueron catalogados por la Real Academia Galega, que ha reclamado su declaración de Bien de Interés Cultural para velar por su conservación y uso público. En el caso de que la Xunta abra expediente para declarar BIC esta colección, podría solicitar medidas para intentar evitar su traslado, según expertos consultados por este diario.

Otros bienes envueltos en polémica que atesora As Torres intramuros son las pilas bautismales medievales procedentes de la Iglesia de San Xián de Moraime que Carmen Polo ordenó trasladar a Meirás en 1960 y cuya devolución reclaman vecinos de Muxía, colectivos culturales y el propio Concello. Al formar parte de un conjunto protegido, la Administración dispondría a priori de más medios para velar por su conservación, al igual que las esculturas que adornan los jardines, supuestamente "regalos" a Carmen Polo.

La Xunta carece de un inventario exhaustivo del resto de los bienes que atesora el pazo y no hay constancia de que se realizase un seguimiento de las piezas que entraron y salieron de este inmueble desde su declaración de Bien de Interés Cultural en 2008, una vigilancia que, según juristas consultados, tampoco correspondería dado que As Torres fueron declaradas BIC en la categoría de sitio histórico y la protección no incluye los bienes muebles. El conselleiro de Cultura, Román Rodríguez, explicó a consulta de este diario que disponen de un "inventario inicial", sin dar más detalles, pero en la resolución que declara BIC el pazo, la Xunta apenas hace alusión al mobiliario,obras de arte o piezas ornamentales, más allá de dejar constancia de la existencia de "muebles de época, cuadros, tapices, armas y pergaminos" y de "anaqueles llenos de libros y documentos cuyo valor se desconoce".

Según relataron a este medio personas que participaron en la declaración de BIC, en aquel momento no se realizó un inventario exhaustivo de los bienes muebles, debido en parte a los impedimentos que puso la familia Franco a la declaración BIC y a la inspección autonómica previa, que recurrieron en los juzgados al entender que vulneraba su derecho a la intimidad. La sentencia que avaló el derecho de la Xunta a enviar técnicos de Patrimonio en 2007 a Meirás para realizar un informe previo a la declaración de BIC apunta precisamente al carácter superficial de esta inspección y recoge que la entrada "no tenía otra finalizad que comprobar el estado actual del edificio y su entorno, a los efectos de constatar cuál era su nivel de conservación" y que el reportaje fotográfico tenía por principal fin documentar el "estado de la conservación del edificio y de su entorno".

Historiadores y entidades como la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica piden que no se permita el traslado de bienes hasta disponer de un inventario completo y ponen el acento en la necesidad de distinguir entre el patrimonio adquirido por los Franco y las piezas que "pertenecen al Estado y son fruto de un largo y extenso saqueo", en palabras del colectivo por la memoria. Las administraciones deberán analizar ahora las medidas a adoptar y las posibilidades legales. De entrada, la Xunta y el Concello de Santiago han convocado una reunión de expertos para intentar recuperar las esculturas del Mestre Mateo.