Convidados de piedra en el Bien de Interés Cultural

El inventario de bienes del pazo de Meirás deja en evidencia las lagunas este Bien de Interés Cultural en la categoría de sitio histórico. El informe elaborado por técnicos de Patrimonio de la Xunta incluye piezas de diferentes siglos, buena parte de ellas de procedencia desconocida: esculturas, blasones labrados en piedra, pilas bautismales, tallas, pinturas, mobiliario antiguo o ánforas fenicias, que aún hoy, 45 años después de la muerte del dictador, se desconoce cómo llegaron a Meirás . El documento detalla hasta un sarcófago bajo la escalera del vestíbulo de origen incierto.

Son innumerables los bienes de los que nada se dice en la resolución de 2008 que declaró BIC el pazo por su importancia como “lugar de memoria”, “reflejo de un pasado burgués, cosmopolita, nobiliario y político” asociado a las figuras de Emilia Pardo Bazán y del dictador Francisco Franco. Pasados 12 años de esa declaración, que marcó un hito al obligar a los herederos del golpista a abrir al público la residencia; la Xunta no ha modificado ni introducido ningún anexo al decreto para arrojar luz sobre los tesoros que esconde este BIC intramuros. La resolución solo apunta a la existencia de “muebles de época, cuadros, tapices, armas y pergaminos”, “anaqueles llenos de libros y documentos cuyo valor se desconoce” y un “interesante retablo de madera” de la capilla”.

Responsables del Gobierno bipartito (PSOE-BNG) admiten que en aquel momento no se hizo un inventario propiamente dicho por las trabas de la familia Franco a la inspección técnica, que recurrió hasta el Tribunal Supremo. Abrir la primera grieta en esta fortaleza franquista no fue fácil, apuntan. “Teníamos miedo a dar un paso en falso y que los Franco consiguiesen anular todo el proceso por vulnerar su derecho a la intimidad”, explica Carlos Amoedo, secretario xeral de la Consellería de Cultura, dirigida en aquel momento por Ánxela Bugallo. Desde entonces, los sucesivos gobiernos del PP en la Xunta evitaron dar pasos para concretar los bienes depositados en la que fue residencia de veraneo del dictador.

El auto del juzgado que ordenó realizar un inventario de todos los bienes del pazo de Meirás antes de permitir la retirada de ningún elemento permite ahora arrojar luz sobre 82 años de oscuridad, aunque quedan todavía muchas zonas en penumbra. La relación que ha entregado ahora la Xunta detalla 697 bienes, pero sin concretar sus características, valor o titularidad. La lista incluye elementos indudablemente valiosos, como las esculturas del Mestre Mateo, ánforas fenicias, las pinturas de Zuloaga o Sotomayor (aunque el inventario no menciona a los autores), mobiliario tipo isabelino, bargueños o numerosos conjuntos labrados en piedra; pero detalla también otros elementos de escaso valor o vinculación con el BIC, como una televisión, una bicicleta y láminas modernas o equipamiento sanitario actual para los baños, entre otros.

Los técnicos de la Xunta, una historiadora del arte, dos arquitectos y un arqueólogo, dispusieron solo de veinte días para la realización de este inventario. La relación, que se limita a relacionar los bienes, debería dar pie ahora a un trabajo de investigación y catalogación que concrete qué elementos deben formar parte del sitio histórico, como apuntaban ayer historiadores y responsables políticos del Concello de Sada y la Diputación. Ese análisis debería servir, entre otros extremos, para distinguir entre los bienes muebles que formaban parte del pazo en tiempos de Emilia Pardo Bazán, como el retablo, el sarcófago de la capilla (que fueron vendidos con el pazo) y de los que se incorporaron durante la dictadura.

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Esculturas y tallas del pazo de Meirás

En un informe preliminar, Patrimonio Nacional detalla muebles y piezas que forman parte de las Colecciones Reales Españolas y que fueron trasladados al pazo de Meirás durante la dictadura, dado que en aquellos años, este inmueble, por su carácter de residencia oficial de verano, recibía el mismo tratamiento que el Palacio del Pardo. La Jefa de Conservación de Patrimonio Nacional apunta a la brevedad del plazo para realizar la inspección y recomienda revisar en profundidad los bienes de carácter histórico artístico y los de la primera mitad del siglo XX.

La Xunta, en su informe, no realiza ninguna observación en ese sentido, aunque otras administraciones personadas en el proceso para la recuperación del pazo, como el Concello de Sada, el Estado o el Ayuntamiento de A Coruña han manifestado la conveniencia de concretar qué bienes forman parte del BIC y su régimen de protección. El historiador Manuel Pérez Lorenzo, coautor de Meirás, un pazo, un caudillo, un espolio, uno de los mayores expertos del pazo, apuntaba ayer en este sentido. “Es evidente que es un trabajo que no se hace en dos semanas, pero ahora toca concretar pieza por pieza”, incide este especialista, que se muestra sorprendido ante el hecho de que la relación de bienes presentada por la Xunta no detalle ni siquiera la autoría de pinturas conocidas, como los retratos de Franco de Zuloaga o Sotomayor”. “Entiendo que es un trabajo meramente descriptivo, pero si los cuadros están firmados deberían indicarlo”, apunta este experto. Lorenzo llama la atención sobre la absoluta falta de datos sobre innumerables elementos, como los escudos labrados en piedra o las esculturas de los jardines, que el guía de la Fundación Franco, en respuesta a las preguntas de los visitantes, identifica escuetamente como “regalos” o “santos” muy ligados a la familia de Franco.

El historiador incide en que identificar y detallar cómo llegaron al pazo es crucial para interpretar este sitio histórico y “explicar qué era el franquismo”. Apunta por ejemplo al caso del pazo de Dodro, cuyos restos fueron trasladados a Meirás y que el inventario de la Xunta tampoco identifica.

El responsable de Patrimonio de la Diputación, Xosé Luís Penas, apunta también a la necesidad de identificar las piezas para ofrecer un relato “que explique el expolio franquista”. El diputado se manifestó ayer en una línea similar al Concello de Sada, cuestionó las omisiones del inventario y reclamó un trabajo “más en detalle que identifique las piezas en su valor y procedencia y que defina qué pertenece al BIC”. La Xunta ha rechazado hasta ahora realizar este análisis, fundamental para que elementos singulares de Meirás, como las esculturas que adornan los jardines, dejen de ser convidados de piedra en las visitas a este sitio histórico y cuenten también su historia.