Transcurrido un año y medio desde su comienzo, las obras de la Xunta para prolongar la vía ártabra desde la Nacional 6 hasta la Autopista del Atlántico, la AP-9, ya empiezan a tomar forma. Poco a poco ya se puede observar el trazado del vial y cómo quedará el entorno. Los trabajos se desarrollan en este momento en un tramo de tres kilómetros hasta la carretera autonómica AC-221, a la espera de poder iniciar la segunda fase. La actuación la ejecuta la Unión Temporal de Empresas (UTE) formada por Arias Infraestructuras, Construcciones Taboada y Ramos, además de Francisco Gómez y Cía. El plazo de ejecución de los trabajos es de tres años, de los cuales ya ha pasado uno y medio.

Explanación de tierra realizada en la prolongación de la vía ártabra hasta la AP-9. | // LA OPINIÓN

La actuación ya ha avanzado de forma considerable en el entorno de la rotonda de la N-6, a la altura del Jardiland, donde se ha ejecutado un muro de contención de grandes dimensiones para poder acometer la ampliación de la plataforma de la calzada. Allí se ha eliminado de forma provisional un carril de subida. En este punto se construye el nuevo enlace, que contará con tres niveles. Por abajo discurrirá la ártabra, en el medio habrá una rotonda elevada y por encima pasará un viaducto de la carretera nacional.

Maquinaria en el trazado por donde discurrirá el vial. | // LA OPINIÓN

En el tramo intermedio entre la N-6 y la AC-221 ya se han ejecutado importantes excavaciones en el terreno para permitir el pasado del nuevo vial. Ya en el entronque con el vial autonómico que va a Cecebre ya hay en marcha obras desde hace semanas. Allí se realizan excavaciones en el terreno. El coste de esta primera fase de la obra es de 23 millones de euros, aunque con la segunda la cifra llegará a 35.

En cuanto a la conexión con la autopista, la Consellería de Infraestruturas asegura que las negociaciones están “encauzadas” con el Gobierno y Audasa.