La plaga de la patata, generada por la polilla guatemalteca y presente en Galicia desde el año 2015, parecía en retroceso en los últimos tiempos, pero ha ganado de nuevo terreno y ha llevado a la consellería de Medio Rural a la exigencia, vía DOG (Diario Oficial de Galicia), de “retirar y destruir” lo ya plantado, aunque su destino sea el autoconsumo, en las parroquias arteixanas de Sorrizo y Chamín y en las larachesas de Lendo y Caión. El Concello de Arteixo ha querido guiar a los afectados en este nuevo trance y les recuerda, además, que pueden solicitar “indemnizaciones a la Xunta por los kilos de tubérculo entregado y por los metros cuadrados de semilla levantada”.

En los territorios a los que afecta la prohibición no se podrá plantar y los agricultores tienen que presentar una “declaración de las existencias almacenadas” para que “los servicios oficiales procedan a su retirada y destrucción” al ser considerado “material contaminado por este organismo nocivo”, según el DOG. El Concello de Arteixo apunta que el plazo máximo para realizar estos trámites es el 12 de febrero. Tras la eliminación del tubérculo por parte de las autoridades, la Xunta recuerda que los afectados deberán “desinfectar suelo, paredes y techo de las zonas de almacenamiento”. Todas las medidas y prohibiciones afectan de manera parcial o total a 18 concellos de Galicia de las provincias de A Coruña y Lugo.

La Xunta de Galicia cataloga como zonas tampón, que no están sujetas a la prohibición y erradicación del género pero que sí deben presentar una “declaración de cultivo” a modo de control, las parroquianas arteixanas de Monteagudo, Barrañán y Armentón y las larachesas de Cabovilaño, Lemaio y Torás.

La plaga de la patata generada por la polilla guatemalteca no supone riesgo alguno para la salud de las personas. El problema radica en que arrasa por completo con el tubérculo y lo convierte en inservible para el consumo.