La cubierta de la rectoral, tras el derrumbe de hace unos días. | // LOC

El deterioro de la antigua rectoral de Guísamo se agrava sin que avancen las negociaciones para su cesión al Concello de Bergondo. Hace unos días se desplomó parte de la cubierta de esta antigua edificación, propiedad del Arzobispado de Santiago, que el Concello de Bergondo aspira desde hace ya más de una década a recuperar para usos sociales. El derrumbe se produce un año después de que la caída del balcón obligase a precintar la vivienda ante el riesgo de más desprendimientos.

El desplome de parte del tejado disparó las alertas en el vecindario y llegó a pleno a instancias del BNG. Su portavoz, David Carro, apeló a la necesidad de actuar con urgencia para garantizar la estabilidad de la construcción y preservar el inmueble. El edil nacionalista alertó además del riesgo que entrañaba su deplorable estado de conservación en el entorno de los parques infantil y biosaludable y la pista deportiva e instó al Gobierno local a abrir un expediente a la Iglesia si no se cerraba con urgencia el acuerdo para su cesión. “Si no se actuamos pronto, cuando nos demos cuenta la rectoral será solamente una montaña de piedras”, advierte el concejal.

La alcaldesa, la socialista Alejandra Pérez, admitió en la sesión que las negociaciones con el Arzobispado habían quedado en punto muerto por la pandemia. La regidora explicó que de momento no había respuesta del Arzobispado y que, en caso de que no se concretase la cesión al Concello, se instará a la Iglesia para “que lleve a cabo los trabajos de mantenimiento y acondicionamiento del edificio”. “Tal y como está ahora puede suponer un peligro”, admitió.

Durante el pasado mandato, el Gobierno local planteó al Arzobispado la cesión de este edificio por un período de setenta años para usos sociales. Acompañaba su petición de un informe del arquitecto que cifraba los costes de su rehabilitación en 350.000 euros. El coste, a día de hoy, sería mayor por el agravamiento de los daños.

La cesión sigue sin plazos y los vecinos del entorno demandan una actuación urgente.

La rehabilitación, el mejor tributo al párroco Verdía

La rectoral es hoy para los vecinos la viva imagen de la desolación y el recordatorio de una plegaria no atendida. Los vecinos ya habían intentado hacer una colecta para adecentar este inmueble en vida del párroco José García Verdía, que residió en esta casa en condiciones precarias y que se negó a recibir ayuda: “Todo lo que tenía era para los demás”, recuerda esta vecina, que ve en la rehabilitación del inmueble un homenaje póstumo al que muchos consideran “el mejor alcalde que ha tenido Guísamo”.