Hace tres años, Ariadna, una “activista” de primero de la ESO del colegio Virxe da Cela, tomó la palabra en el Congreso para demandar una educación “de calidad, inclusiva y equitativa”. Tras exponer a los parlamentarios el trabajo diario que realizan en su escuela para formar a una ciudadanía crítica, comprometida con su entorno y en contacto con otras realidades a través de ONG de todo el mundo, Ariadna se encaró con sus señorías: “Señoras y señores parlamentarios, nosotros asumimos el trabajo que nos corresponde. ¿Y ustedes?”

No es la única lección que estos pequeños ciudadanos del Virxe da Cela han dado a los políticos, Su trabajo a pie de campo en Irixoa y Monfero ha cristalizado en diversas mociones que los escolares han presentado a los plenos de sus respectivos municipios para combatir la despoblación y la desigualdad de recursos.

Escolares con cartas que les llegan de Konampalli School, en la India. | // LOC

El compromiso de los docentes y los escolares, en comunión con su entorno les ha valido el Premio Galego de Educación para o Desenvolvemento e a Cidadanía Global. La Coordinadora Galega de ONGD ha otorgado este galardón al proyecto Monferosolidario por el “fomento de una ciudadanía solidaria, crítica y comprometida con la justicia global”. La directora del centro, Camino Pereiro, y la coordinadora, Verónica Dopico, apuntan a la importancia de “abrir la escuela hacia la transformación social “, “humanizarla”, un objetivo que requiere aunar esfuerzos entre toda la comunidad educativa, estrechar lazos con el entorno y abrir ventanas a otras realidades. La perseverancia de este centro, su lucha diaria por combatir la brecha digital a través de convenios con ONG como Ayuda en Acción; su apuesta por el voluntariado con la ayuda de Solidariedade internacional de Galicia, Entreculturas o la Fundación Vicente Ferrer son otras de las razones que han deparado a este centro un nuevo galardón.

Escolares tras presentar una moción en el pleno de Irixoa.