El Ayuntamiento de Oleiros sacó a licitación ocho puestos del mercado municipal de Perillo y hace unas semanas tuvo que declarar desierto este contrato. No se presentó nadie. Las placeras, sin embargo, aseguran que esta pandemia sanitaria no les ha bajado las ventas, al contrario. “No paro un minuto”, señala Aurita Vidal, de la pescadería. Ha aumentado el número de clientes y está viniendo gente joven por primera vez. “No sé por qué no quieren coger puestos. Trabajo hay”, apunta la frutera Rosa María Vieites. Al hablar con placeras y clientes, coinciden en que quizá el problema sea que este edificio se ha quedado obsoleto, le hace falta un cambio de imagen. El alcalde lo ha reconocido.

“Vamos a pegarle un reformado en condiciones. Vamos a pedirle dinero a la Xunta”, aseguró Ángel García Seoane en el pleno del pasado mes de enero, en contestación a una queja que formuló la concejala del PP Tristana Moraleja. Esta edil ha reclamado insistentemente desde hace años una “reforma integral” de la plaza para “revitalizarla”, en lugar de los poco más de diez mil euros que figuran cada año en el presupuesto y que “no son más que parches”, al destinarse a un mano de pintura y pequeños arreglos. El Ejecutivo por lo tanto podría acogerse este año a alguna ayuda, además de tirar de remanente o un suplemento de crédito para ejecutar esta mejora.

Moraleja también alertó respecto a una actividad de “posible droga” en el entorno del mercado, en referencia al trapicheo que han denunciado algunos vecinos, algo que el regidor no negó.

“Las instalaciones son mejorables, pero los puestos son espectaculares, por lo menos los que yo utilizo, pescadería y frutería. En atención y producto, inmejorables. Para mí tienen la cercanía y que no están masificados como el súper. Y que llamo por teléfono para encargar y luego paso a recoger, y lo hacen como a mí me gusta. Un mercado es insustituible. Y te lo dice alguien que el resto de la compra la hace siempre on line”, explica Cruz, de Perillo, clienta habitual.

“Yo desde la pandemia tengo más gente. Quizá sea porque están más en casa. Pero me ha llamado la atención de que viene mucha gente joven, antes eran más mayores. Sobre todo el fin de semana. Quizá influya que están edificando mucho en esta zona”, afirma Rosa Mari .

“Nosotros de ventas no hemos tenido ningún problema. Los fines de semana más, debe ser gente que hace ya compra para toda la semana. Y he empezado a ver gente nuevo que antes no venía, aunque eso quizá sea por el cierre perimetral”, asegura Verónica Prieto, de la carnicería Salamanca. Carnicería, dos pescaderías, dos fruterías, tienda de pan y dulces, mercería; y en la planta baja panadería, floristería y una cafetería (ahora cerrada por las restricciones sanitarias), además de una librería que también cerró, completan este mercado que también necesita una regulación respecto a sus concesiones, al estar muchas en precario.

El Gobierno local se ha comprometido a acogerse a una de las subvenciones del Ejecutivo autonómico para ejecutar una reforma en condiciones de un mercado que tiene mucho futuro si se lo cuida. Estas plazas de abastos forman parte también del patrimonio de un concello, de su identidad. Y hoy en día son cada vez más escasos. En la comarca coruñesa solo perviven, además de los de A Coruña, el de Sada y el de Betanzos.

Carballo, con 31.000 habitantes (Oleiros tiene 36.000), adjudicó hace poco por 175.989 euros una nueva reforma de su mercado de abastos (con una subvención del Agader) que incluirá la mejora del pavimento, la reordenación de los puestos exteriores, además de la creación de nuevos servicios como conserjería, una sala de lactancia y un espacio para formación, además de una zona de degustación de productos. La segunda fase (el presupuesto total de la actuación es de 305.000 euros) consistirá en instalar un ascensor panorámico de doce plazas.

El actual edificio del mercado de Perillo es de finales de los ochenta. Desde entonces el Ayuntamiento ha destinado fondos cada poco tiempo a realizar obras y mejoras. En 2002 registró su primera gran reforma interior con la llegada del supermercado que logró la concesión de la planta baja. Los puestos entonces, para competir con el súper, abrieron también por las tardes (ahora los de arriba solo abren por la mañana). Se reordenaron y subieron para la planta alta (excepto los que están en el exterior). En el año 2006 se amplió la parte superior y se ejecutó una especie de pequeña plaza central con bancos en lugar del patio de luces.

En 2007 el Concello destinó 43.000 euros a cambiarle la cubierta, poner un falso techo traslúcido para mejorar su estética interior y darle más luz. En 2009, con una subvención de la Xunta, mejoró el interior (32.000 euros). En 2013 remodeló el entorno para ganar más plazas de aparcamiento, algo que llevaban reclamando hace tiempo las placeras.

Imagen del mercado a principios de los años noventa.

Aurita Vidal

Aurita Vidal | Pescadería

“Hace falta una mejora integral, ponerlo más alegre, con wifi”

Aurita Vidal, que va a la lonja desde los once años, es una de las más veteranas del mercado. “Se ha quedado viejo, ya no basta echarle una mano de pintura de vez en cuando. Hace falta una reforma integral, ponerle otra presencia, hacerlo más alegre, más cómodo, unos baños mejores. Y apunta, fundamental, que pongan wifi. Tampoco vendría mal que instalaran hilo musical. Y que las puertas fuesen automáticas, que se abran al acercarte, como en otros lugares. Hacer esto más accesible”. Esta pescadera sugiere numerosas propuestas que cree que mejorarían esta plaza mientras no deja de trabajar para una clientela fiel a la que conoce por sus nombres y sabe cómo les gusta cada pieza de pescado.

Rosa María Vieites

Rosa María Vieites |  Frutería

“Lo más importante, poner un cajero automático aquí cerca”

Rosa María lleva cuatro años al frente de una de las dos fruterías del mercado de Perillo. Su variedad de frutas, verduras, hortalizas, frutos secos, y algún producto más, es casi inabarcable, y con una presencia que dan ganas de comprarlo todo. “Lo más importante, instalar un cajero automático aquí cerca, que los clientes tienen que bajar hasta Santa Cristina. Hacer las entradas más accesibles. Tampoco estaría mal facilitar aparcamiento a los clientes, dándoles una tarjeta o así, como en otros mercados. Tenían que innovar, así no habría puestos vacíos como hay ahora”, señala esta placera.

Verónica Prieto

Verónica Prieto |  Carnicería

“La gente mayor dice mucho que habría que poner un ascensor”

Verónica Prieto, que lleva la carnicería y charcutería Salamanca con Joana Mena, es la más nueva de las placeras de este mercado. Lleva solo cuatro meses en este recinto pero está contenta porque la clientela se conserva a pesar de toda la situación actual. “Yo no sé qué se podría hacer pero los clientes todos dicen que habría que poner un ascensor. Viene gente mayor y les cuesta subir todas las escaleras, y por la entrada de arriba hay que subir una cuesta muy empinada, y con un carrito o así, les cuesta. Me dicen en la plaza de Lugo sí hay ascensor”, cuenta Verónica, que afirma que cada vez ve más clientela joven en este mercado.

Fachada del mercado, la pasada semana.