La procesionaria del pino se ha topado con un muro en Culleredo. Las empresa responsable del mantenimiento del jardín botánico, Jardincelas, ha colocado en el recinto varios “collares trampa” en los pinos afectados por la plaga y ha logrado rebajar los árboles afectados de los 15 que se registraron en 2020 a solo tres este año, informa el Ayuntamiento. En dos ejemplares con presencia de esta oruga en el paseo, junto a la laguna de Fonteculler, se ha descubierto procesionaria y se ha precintado su perímetro, afirma el Concello. Asegura que las demás zonas verdes municipales no cuentan con gran número de árboles susceptibles de sufrir la plaga —entre los que destacan los pinos, cedros y abetos— mientras que sí presenta gran incidencia en la Universidade Laboral, de la Xunta, por lo que el Ayuntamiento ha trasladado la situación a la Xunta y le ha solicitado que actúe.

Los “collares trampa” instalados en zonas verdes municipales consisten en un recipiente con tierra y veneno, colocado alrededor del tronco del árbol, elevado, “para evitar que la procesionaria llegue al suelo”, explica el Concello. “Para crearlo se ha tenido en cuenta el proceder del insecto: sus huevos están en los nidos de las ramas de los árboles; cuando nacen están un tiempo alimentándose del propio tronco y, cuando ya crecen, bajan por el tronco hasta el suelo, donde buscan tierra para enterrarse durante dos meses y completar el ciclo hasta que nace la polilla, de tipo nocturno y con una vida de 24 horas, en las que busca de nuevo una rama de un árbol para anidar”, traslada el Ayuntamiento de las explicaciones de la otra empresa de mantenimiento de jardines, Orto.

Los técnicos de jardines advierten de que, “aunque la labor de control ha surtido efecto, la explosión de la procesionaria ha adelantado tiempos, unos dos meses, y está proliferando mucho más”, señalan desde Orto. Apunta que inyectar sustancias en la savia o utilizar feromonas son otras fórmulas que se pueden barajar para combatirla.