La Fiscalía del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG), tras recibir el escrito de la Dirección Xeral de Patrimonio de la Xunta sobre el derribo de Casa Carnicero en A Pasaxe, ha decidido abrir diligencias de investigación penal para determinar si los hechos denunciados tienen indicios de constituir un delito o no.

Patrimonio decidió enviar la documentación sobre esta demolición ordenada por el Concello de Oleiros y ejecutada al mediodía del pasado Fin de Año, porque se realizó sin autorización de este organismo, lo que era imprescindible por ser un inmueble protegido.

Debido a este derribo, Patrimonio reclamó al Ayuntamiento todo el expediente sobre esta actuación, como un informe del arquitecto técnico que fue nombrado responsable de la obra de demolición, copias de los escritos del Concello a los dueños de la casa instándoles a tomar medidas para garantizar su estabilidad, así como informes del estado del inmueble antes de pasarle la pala.

El Concello resolvió el 29 de diciembre de 2020 la declaración de ruina técnica y económica de la Casa Carnicero y que se procediese a su demolición con autorización de Patrimonio.

Sin embargo, tras realizar una inspección en la zona se comprobó que el inmueble, tras el incendio del pasado mes de julio y después los temporales, prestaba un “grave deterioro” que representaba un peligro para los peatones y los conductores de la Nacional VI, y por eso, en otra resolución del día 30, declaró que era una “emergencia” su demolición, dándole 24 horas a la Xunta para poder alegar.

“Circo mediático”

El alcalde de Oleiros, Ángel García Seoane, declaró en los últimos días que intentan inhabilitarlo de nuevo, como ocurrió cuando echó abajo un muro en la playa de Santa Cristina. Calificó de “circo mediático” todas las informaciones que se publican dándole importancia a la demolición de “unas ruinas, no una casa”, pues las llaman le causaron daños muy graves.

García Seoane ha recalcado que en todo momento siguió la ley en esta actuación, y fue un “hecho reglado” y necesario ante la posible responsabilidad si hubiesen caído elementos de este inmueble sobre personas. Ayer agregó además que no le “tiembla la mano nada”.

Quizá el precedente de 2018, cuando un cambrés cayó en uno de los fosos del parque público de O Seixo y quedó en coma varios días (y después quedó con graves secuelas), haya influido en que el Concello actuara para evitar posibles reclamaciones en caso de una caída de cascotes con daños personales. En el caso de O Seixo hacía años que vecinos y algún partido político alertaban del peligro que suponían para las personas al ser unos hoyos sin vallar y de gran altura.