Los planos de construcción del nuevo tanque en 1951.  | // LA OPINIÓN

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El viejo depósito del pazo de Meirás, en venta: “Se puede utilizar de almacén”, reza el anuncio | // LA OPINIÓN

El anuncio apenas llama la atención. Se vende una porción de terreno no urbanizable con un antiguo depósito de agua en Meirás. El precio 25.000 euros. La oferta del portal inmobiliario, pese a su discreción, no ha pasado desapercibida a los historiadores locales de Sada. Y es que esa pequeña porción de suelo al borde de la carretera de Piñeiro alberga un trocito de historia.

El viejo depósito, que los propietarios proponen en el anuncio “utilizar como almacén”, fue construido en los años cincuenta para dar servicio al pazo de Meirás. Sustituyó a uno de dimensiones considerablemente inferiores de los tiempos de Emilia Pardo Bazán.

Los vendedores, vecinos de la zona, evitaron hacer declaraciones a este diario, pero todo apunta a que son descendientes de los titulares que en 1951 vieron cómo la Comandancia de Fortificaciones y Obras ocupaba parte de su finca para ampliar la capacidad del tanque que abastecía la residencia veraniega del dictador.

Los residentes en Meirás aún recuerdan ese aljibe en funcionamiento. “Todos los veranos venían bomberos a llenarlo”, relata un vecino de la parroquia. Y es que las estancias de Franco coincidían con la época más seca del año y el agua que se almacenaba en su interior, procedente de una mina de agua situada a unos 800 metros de As Torres, no era suficiente para la crecientes demandas logísticas, de seguridad y de personal del pazo.

Su reconstrucción y la mejora de la canalizaciones supuso un pequeño hito en una parroquia que en aquellos años no estaba habituada a infraestructuras de esa magnitud. “No había nada parecido, en aquel momento o teníamos pozo o íbamos a por agua a la fuente de Piñeiro”, relata un residente.

El investigador Carlos Babío, coautor de Meirás, un pazo, un caudillo, un espolio, natural de la parroquia, también recuerda el depósito y a los guardias civiles que lo custodiaban perennemente para evitar un posible sabotaje.

Fruto de años de indagaciones, Carlos Babío, dispone de prolija documentación sobre los trabajos realizados en el depósito y en las canalizaciones durante la dictadura. La finca del tanque, relata, era una de las cerca de cuarenta parcelas extramuros del pazo que pasaron a manos del dictador durante aquellos años. Este depósito regulador, cuenta, servía para el abastecimiento de As Torres de manera exclusiva y su mejora dio más de un quebradero de cabeza a los ingenieros de la Comandancia de Fortificaciones y Obras, que ejecutó a lo largo de la dictadura numerosas obras que afectaron al punto de captación, al tanque y a las diferentes conducciones de agua.

En 1951, el Estado procedió a sustituir el anterior depósito, de unos 30 metros cúbicos de capacidad, al actual, de 270 metros cúbicos. El proyecto de obras detalla que el antiguo tenía una “capacidad muy insuficiente para las necesidades del servicio” y obligaba a constantes “transportes de agua”. La ampliación superó la capacidad de la finca, que disponía de 158 metros cuadrados, y obligó a coger terrenos colindantes, dado que además los ingenieros proponían retranquearlo unos metros de la vía.

¿Cómo acabó este depósito a la venta? Los titulares de la finca evitan hacer declaraciones y los investigadores desconocen esa parte de la historia. Babío recuerda que en sus tiempos como edil un miembro de la familia se reunió con él para solicitar la ayuda del Concello para recuperar los terrenos que habían sido ocupados. Lo que pasó después, es un misterio. La única certeza, es que el depósito y los terrenos está ahora a la venta para un uso totalmente desligado ya del pazo. Es una finca de 583 metros cuadrados. No se puede construir, pero el depósito puede servir de almacén y el terreno "se puede utilizar para disfrutar de días de buen tiempo opara plantar", reza el anuncio.