El movimiento de maquinaria y obreros se ha intensificado de forma notable desde hace algunas semanas en el entorno de la Nacional 6 a su paso por las proximidades de Iñás y del polígono de Coiro. Se trata de la obra para construir la prolongación de la vía ártabra (AG-13) hasta la Autopista del Atlántico, la AP-9. La Consellería de Infraestruturas e Mobilidade, que ejecuta esta actuación, prevé que el próximo año esté en servicio, aunque este plazo estará condicionado a que el Ministerio de Transportes autorice la conexión con la autopista. La longitud del tramo cuando esté completado será de 3,9 kilómetros, con sección de autovía. Será necesario ejecutar dos viaductos, tres pasos superiores, cuatro pasos inferiores y tres enlaces.

Actualmente ya se ha realizado cerca de un 40% de la obra. La mayor parte de los trabajos se desarrollan ahora en los alrededores de la N-6, donde los operarios de la empresa adjudicataria, la unión temporal de empresas formada por Arias Infraestructuras, Construcciones Taboada y Ramos y Francisco Gómez y Cia, construyen un nuevo desvío provisional que sustituirá al actual.

Recientemente ya entró en funcionamiento una rotonda delante de la entrada de Jardiland y ya está lista una vía de servicio para acceder al concesionario Volvo y al resto de propiedades colindantes. Estos cambios, según explica el jefe de obra, Juan Carlos Rodríguez, responden a que el siguiente paso que se va a dar es “bloquear” las dos semirrotondas con forma de número ocho, de tal modo que el “movimiento en sentido Madrid” quedará “anulado”. Esto obligará a los conductores que procedan del tramo ya en servicio de la ártabra o los que quieran hacer un cambio de sentido en la N-6 a bajar hasta la nueva rotonda de Jardiland. Una vez hechas estas modificaciones, los operarios podrán continuar con la ejecución del nuevo nudo a tres niveles que se situará en la zona y que permitirá todos los movimientos entre la vía ártabra y la carretera estatal. El jefe de obra prevé que en un mes o en mes y medio esté habilitado el desvío provisional.

En el resto de la actuación hay menos actividad debido a que se está esperando a que el terreno esté más seco. El director de obra nombrado por la Xunta, Ricardo López Escapa, señala que para ejecutar el tronco principal de la carretera requiere un “desmonte grande”. De hecho, la sección del vial es de dos carriles por sentido en todo su trazado. El jefe de obra, Juan Carlos Rodríguez, asegura que la obra en general es “compleja” debido a que hay que realizar “muchos enlaces”. En concreto, son tres accesos: el de la Nacional 6, el de Espírito Santo y la propia conexión con la AP-9. La actuación también requiere la construcción de dos viaductos, uno de 90 metros y otro de 40.

El director de obra asegura que “si todo va bien” la vía ártabra estará lista “a finales del año que viene” hasta la carretera autonómica AC-221 y que el resto del tramo dependerá del momento en el que el Ministerio de Transportes conceda la autorización para conectar con la AP-9. Este permiso está pendiente de un informe sobre la afectación al sistema viario.

El tronco principal de la vía ártabra, en el que ahora hay poca actividad debido a que se espera a que el terreno esté más seco, requiere que el terreno sea rebajado 16 metros, de los cuales ahora ya se ha logrado llegar a unos siete u ocho. El director de obra detalla que la previsión es que “este año” se acabe la excavación de tierra y que se pueda empezar con la estructura. Para el verano del año que viene quedaría la instalación de los firmes.

La construcción de este nuevo vial que promueve la Xunta arrancó en agosto de 2019, pero al poco llegó el invierno y dificultó la continuidad de los trabajos, con lo que realmente la mayor parte de la actividad se inició hace un año, cuando ya empezó a entrar la maquinaria.

El Concello de Cambre llevó a los tribunales la obra para prolongar la vía ártabra hasta la AP-9, aunque hasta ahora el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia ha desestimado las dos peticiones de paralizar de forma cautelar los trabajos. Cambre defiende que la declaración de impacto ambiental ha perdido su vigencia, lo que la Xunta niega.

Un nudo a tres niveles en la Nacional 6

Una de las singularidades de la obra para prolongar la vía ártabra hasta la AP-9 será la construcción del nudo de la Nacional 6, que contará con tres niveles de altura. Este enlace, ubicado en el límite de Oleiros y Sada, sustituirá a las dos semirrotondas con forma de número ocho que hay en este punto. Esta actuación es de elevada complejidad, ya que implica la ejecución de un paso subterráneo por el que discurrirá la propia ártabra en sección de autovía, lo que obliga a realizar una importante excavación en el terreno.

A media altura se situará una rotonda que permitirá los movimientos entre la nueva carretera y la existente. En la parte superior será instalado un viaducto de cuatro carriles que canalizará el tráfico de la N-6 . Será una infraestructura similar a la glorieta de la tercera ronda en Marineda City, en A Coruña. A la dificultad de la propia infraestructura hay que añadir que los trabajos en este punto deben realizarse sin que se interrumpa el tránsito de vehículos de la carretera estatal.