Una iniciativa a través de la plataforma Change.org recoge firmas para honrar la memoria de Pedro Martínez Varela, médico y jefe de servicio en el centro de Santa Cruz en Oleiros hasta su reciente fallecimiento, con el fin de que se ponga su nombre a una calle o una plaza. Su muerte ha causado un gran pesar en toda la comarca coruñesa, pues además de los pacientes oleirenses que atendió durante muchos años, era muy conocido por haber sido director de la Cruz Roja y primer presidente de la Federación de Salvamento y Socorrismo de Galicia, donde impartía clases de primeros auxilios.

Su fallecimiento ha producido un gran impacto en Santa Cruz por el gran número de pacientes que ha atendido todos estos años y el cariño unánime que sentían por él, por su cercanía, vitalidad y humor.

“Fue profesor mío de primeros auxilios y también le dio clase a mi hijo, ha formado a muchas generaciones. Era una persona muy entusiasta, siempre de buen humor. Años después coincidimos varias veces por nuestros puestos. Era un gran didacta, transmitía muy bien sus conocimientos, llegaba a los alumnos. Es muy merecido que se hable de él, todo homenaje que se le haga es muy merecido”, aseguró ayer el director de Seguridad Ciudadana de A Coruña, Carlos García Touriñán.

“Cogió la federación en el 97 cuando estaba prácticamente hundida, fue muy valiente, y luego siguió dando clase en ella. También formaba a las azafatas de vuelo en una academia. Le apasionaba la enseñanza y sabía cómo formar a los alumnos. Era muy enérgico, muy vital y con mucho humor”, explicó la presidenta de la Federación de Salvamento y Socorrismo de Galicia, Nuria Rodríguez, que además fue alumna de Martínez, además de su paciente en Santa Cruz y también su amiga.

“Fue mi profesor de socorrismo, de primeros auxilios y mi médico de cabecera toda la vida. Era un hombre que se preocupaba mucho por la gente. Hay un sentimiento de tristeza en el pueblo por su pérdida. Claro que se merece un homenaje”, explicó Rodrigo López Piquín, exconcejal de Obras de Oleiros.

“Era una persona muy querida, se preocupaba mucho por sus pacientes y creaba con ellos un vínculo muy especial, tenía mucha capacidad de conectar con las personas. Sus clases eran muy especiales, hacía muchas bromas. Le encantaba la Medicina pero también la docencia, le encantaba transmitir sus conocimientos”, contó ayer su hija Laura Martínez, que destacó también que la familia se sentía “orgullosa” de que en cuanto se tuvo conocimiento de su fallecimiento de forma espontánea se pusiese en marcha esta iniciativa para ponerle su nombre a un espacio público porque demuestra el gran cariño que despertó en todas las facetas de sus vida este profesional vocacional.

“Tenía una foto de niño, en blanco y negro, disfrazado de médico”, recordó Laura. “Era una persona con mucha energía positiva, muy empática. Agradecemos mucho el aprecio mostrado por todas las personas que le apreciaban y que le hicieron sentirse querido”, agregó.