Ni ensayos, ni xuntanzas, ni festivales, ni foliadas. La pandemia ha herido de tal forma a las asociaciones de música tradicional gallega de Oleiros que “aguantando” o “sobreviviendo” son las palabras que más repiten sus responsables, que llevan en algún caso más de un año sin actividad. Aún así, ha habido pocas bajas, su ilusión y el amor por lo que hacen lo resiste todo. Hay que tener mucho tesón para bailar y cantar con una mascarilla. No obstante, las entidades más pequeñas temen desaparecer tras décadas de historia al no encontrar relevo, faltarles apoyos y tener dificultades económicas.

“Esto es un desastre. Estamos totalmente parados, a ver si volvemos en cuanto pase la Semana Santa. Volvimos en octubre pero ya tuvimos que parar por las restricciones. Encuentro niñas que me preguntan cuándo volvemos a bailar, que lo echan mucho de menos. Este año no creo que haya nada. Nuestra salvación es la subvención de la Diputación. En febrero cumplimos cuarenta años del primer ensayo y este mes de julio, cuarenta de la primera actuación, ojalá pudiéramos celebrarlo actuando. Yo llevo de presidenta desde 1991, nadie quiere hacerse cargo. Tengo 76 años, quería dejarlo, pero te dicen si te vas, nos deshacemos. Y ahí sigo”, explica Loli Jerez, de la Asociación A Marola.

Ensayo de Santaia en Santa Cruz

“Estamos intentando arrancar. Nosotros tenemos local propio pero no tiene para ventilar, estamos viendo de coger un equipo de extracción. Hicimos algo en verano, de baile y rondalla, pero ya hubo que parar. Tuvimos que pedir a los socios que nos adelantasen las cuotas de dos años y la gente respondió, se han portado muy bien. Las subvenciones te las dan si justificas la actividad, pero no puedes tener actividad, es la pescadilla que se muerde la cola”, relata Frankie Seoane, de Semente Nova de Perillo.

Nancy Álvarez, tesorera en la asociación O Amanexo de Dexo que antes de la pandemia organizaba cada año un festival con foliada, señala que llevan más de un año parados. “.Volvimos ahora pero sin gaita ni canto, solo pandereta, con grupos de cuatro y el profesor. En la escuela infantil de Dexo donde ensayábamos no podíamos, era pequeña, y ahora estamos en la Casa do Pobo y en la pista deportiva. Un profesor para cuatro personas no se puede mantener, es inviable”, explica Álvarez. “Con la subvención del Concello y las cuotas de los socios nos da para ir sobreviviendo. Pero como esto siga así no sé cómo vamos a aguantar. Los profesores también son otros perjudicados, unos viven solo de esto y si no tenemos actividad, no cobran. Antes aún pedíamos colaboración a locales, pero ahora, con lo mal que están, ¿con qué cara vas a pedirles nada”, añade esta directiva de O Amanexo.

Ensayo de Santaia en As Torres

“Llevábamos dos meses parados. Somos expertos en DOGA, consultando siempre qué se permite, consultando a la Xunta dudas. Baile lo hemos hecho en la pista de Meixonfrío, nos deja el Concello los sábados, hemos estado todo el invierno. Son ensayos para repasar y aprender cosas nuevas, no para actuar. Los profesores se han portado fenomenal, nos colgaban vídeos y tareas en internet. Las clases las hacemos en grupos de cuatro y el profesor, separados tres metros, con mascarilla, pero todas mirando hacia adelante, no hacemos la rueda. La gaita, al tener más riesgo, estuvimos mucho tiempo on line. La percusión la hacemos en As Torres, si hace bueno en el jardín. Con la mascarilla, la voz no sale igual, no te puedes acompasar igual”, relata Irene Montero, de la Asociación Santaia de Santa Cruz.

“Este año es de mantenimiento, para no perder el contacto con la actividad ni la ilusión. A ver si de cara al verano pudiésemos actuar. La última vez que lo hicimos fue en noviembre de 2019. Se piensa en el deporte federado o no federado, conciertos... pero el folclore está olvidado”, añade Montero.

Ensayo de O Amanexo

“Yo desde el 19 de marzo de 2020 no he vuelto, soy grupo de riesgo. Ahora han vuelto a ensayar, al aire libre, en la polideportiva, guardando las distancias, con mascarilla, grupos pequeños... Ensayando para no perder, aprender cosas nuevas, y a ver si a finales de verano tenemos alguna actuación”, dice José Manuel, veterano miembro de Os Rueiriños de Nós.

Junto a las asociaciones de baile y música tradicional, también los coros y corales del municipio están en una situación similar. “Estuvimos ensayando cuando se pudo, con mascarilla, pocos, limpiando sillas y hasta desinfectando en una alfombra, con la puerta abierta. Pero los cierres perimetrales, los toques de queda, las restricciones, hicieron que muchos no pudiesen venir, otros tenían miedo, se dejó de ensayar. Nuestro director nos manda vídeos por Whatsapp para no perder el hábito de cantar y no olvidar las canciones. Es una pena porque este 30 de abril es nuestro aniversario y teníamos muchas canciones preparadas y un acto especial. También es la pérdida del contacto social, vernos. Celebrábamos un cumpleaños, un santo, salíamos de viaje. La ilusión nos mantiene”, subraya Nina Barros, de la Coral Polifónica de Mera.

“Estamos aguantando a duras penas”

“Tenemos una coral, pero cantar con mascarilla, no. Hacemos percusión y nada más. A ver este verano. Yo hace tiempo que quiero dejarlo pero si me voy no hay nadie que se ponga. Este grupo lleva más de treinta años pero cada año hay menos niños, ahora solo quieren ser youtubers o influencers. El Concello sí nos ayuda, la Diputación el año pasado sí nos dio también pero ahora no. Vamos sobreviviendo. A ver si podemos organizar unas clases de acordeón” explica Miguel Riveira, presidente de Dorna de Dorneda. “Con la mascarilla, al principio costaba bastante, no es lo mismo. Ahora ya vamos acostumbrándonos. Los niños son los que mejor lo llevan. Ensayamos en casa por nuestra cuenta, aunque no es lo mismo. Estamos aguantando a duras penas, aunque es difícil. Y los profesores, nadie piensa en ellos, pero también se han quedado sin trabajo, no hay ayudas”, destaca Jennifer Portela, que hace toca, canta y baila en O Amanexo.