Oleiros inició hace más de tres años unos cursos denominados Familias Inquedas, espacios de aprendizaje para disfrutar de la crianza en todas las etapas de la vida y para solventar problemas. El Ayuntamiento abre mañana la inscripción para el taller de 0 a 10 años y para el de 11 a 17 años (ahora online), con unas educadoras que tienen que ayudar a las familias a lidiar con nuevos retos: a las nuevas tecnologías y las redes sociales se suman los efectos sociales y sicológicos de la pandemia.

“Se trata de trabajar en la prevención, a nivel comunitario, darles a los padres nuevas herramientas para este nuevo mundo donde educar es más difícil”, explica Ignacio Crespo, trabajador social que inició estos talleres en su etapa como concejal de Servicios Sociales.

María Soto

María Soto | Educadora en Disciplina Educativa: “Los padres se sienten muy culpables, no tenían acceso a información como nosotros”


“Estamos viendo reacciones desproporcionadas, los niños han aguantado un año, pero es normal”


María Soto, educadora y logopeda natural de Mera, es hoy ya un referente en España en disciplina positiva. En septiembre pasado publicó el libro Educa Bonito y a los dos meses ya se hizo una segunda edición. Con El País y el BBVA forma parte de un proyecto de mejora educativa. En el Concello de Oleiros imparte unos talleres para padres con niños de hasta diez años que se denominan como su obra, Educa Bonito.

“Oleiros fue el primer ayuntamiento de España en confiar en la disciplina positiva. Ellos apostaron por esto desde el primer momento que hablé con Nacho de Servicios Sociales. Hay que reconocer esto, en un momento de queja contra los políticos, que una administración vele por sus vecinos”, indica María Soto, que se formó en disciplina positiva con la educadora que la trajo a España, Marisa Moya.

Una de las cosas que enseña Soto es que hay que desterrar el sistema de castigos y premios en la educación “porque perjudican el desarrollo”. Como todo en la vida, se va aprendiendo y mejorando. “Cuando nos educaron a nosotros era lo que había, nuestros padres no tenían acceso a toda la información que tenemos nosotros, así que intento que no se sientan culpables. Muchos, si tuvieron algún problema de niños, como padres quieren hacerlo mejor. Madres con hijos de 13 y 14, por ejemplo, se sienten muy culpables porque educaron con castigos. La educación no tiene que ser un martirio, discusiones continuas, para eso no tienes hijos. Poco a poco aprenden que se puede disfrutar con la educación”, subraya Soto.

“Ahora con la pandemia los padres ven a sus hijos muy bloqueados. Pensábamos que se iban a quejar antes, pero están empezando a reaccionar ahora, han aguantado un año en el que las administraciones no les han tenido en cuenta. De quince días para aquí, estamos viendo reacciones desproporcionadas. Están hartos de la mascarilla, de no ir a cumpleaños... a los padres les comento que es lo natural, lo raro es que no pasara esto, para que no se preocupen. Tienen que acompañarles con mucha comprensión y compasión. Estamos viendo que madres y padres están sacando un coraje brutal, nos está saliendo una humanidad... he visto un crecimiento humano muy bonito”, relata esta educadora, asombrada por la fuerza de unos padres que han descubierto la paciencia ante un mundo sin certezas.

“Una recomendación general para padres es que todas las posibles malas reacciones de los niños responden a una necesidad encubierta, que no saben transmitir. Sus necesidades las expresan con actitudes, es necesario observar la conducta de los hijos, no para juzgarla sino para entender que si siempre están enfadados, tiene que haber una carencia detrás”.

“Estoy gratísimamente sorprendida por la fuerza de las familias, están muy empoderadas”, concluye. Soto subraya que con el tiempo se conocerán mejor las consecuencias de esta crisis sanitaria en los más pequeños, bebés que no pueden ver el lenguaje no verbal de sus padres por culpa de la mascarilla.

Sara Vierna

Sara Vierna, educadora social de Almas Meraki: “Detectamos niveles de ansiedad y apatía nunca vistos en adolescentes”


“Se ha naturalizado que la adolescencia hay que pasarla y no es así, hay que disfrutarla”


Educadora social y experta en género y educación emocional, Sara Vierna trabaja con familias, alumnado de institutos y colegios, con Universidades y personal de Servicios Sociales desde la consultoría de educación, género y crecimiento personal Almas Meraki. En 2018 comenzó en Oleiros con los talleres para madres y padres sobre la adolescencia. “En 2018 el Concello fue bastante pionero en ver que se estaban moviendo muchos temas en la adolescencia. En Servicios Sociales supieron ver que estaban pasando cosas que antes no pasaban, una de esas cosas eran las redes sociales”, explica Sara Vierna. De ahí surgió la idea de un curso para padres sobre adolescencia pero Servicios Sociales vio que era necesario profundizar y se crearon los obradoiros que ahora se imparten todos los años.

“La participación de madres y padres es espectacular. Creamos un espacio de encuentro entre familias donde se tratan competencias emocionales, regulación emocional, comunicación no violenta, técnicas de mindfulness... Hay un imaginario social sobre la adolescencia, con mitos que no tienen sentido, se dice que la adolescencia hay que pasarla, se ha naturalizado, y no es así, la idea es cómo vamos a disfrutar con los retos de la adolescencia, el momento en el que los hijos dejan la dependencia total, los padres tienen que reaprender un nuevo rol y disfrutarlo, no sufrirlo. Es un momento de aprendizaje muy potente para las dos partes”, señala Vierna.

A los problemas habituales entre madres y padres y los hijos adolescentes, de enfados y desencuentros, se une ahora la pandemia. “Yo no querría ser adolescente ahora, es muy difícil gestionar el mundo académico, las redes sociales que te distraen constantemente, y esta situación. Los jóvenes tienen ahora más niveles de nerviosismo, de adrenalina, unido a las pantallas, las redes, les crean niveles de ansiedad muy altos”, indica esta educadora, que señala los cambios positivos que también ha notado en los jóvenes: “Más abiertos a la diferencia como algo positivo, a los temas LGTBI, a la visibilización de distintos cuerpos”.

“En estos últimos meses detectamos ansiedad y apatía por la vida en unos niveles que nunca habíamos visto. Para que se desarrollen de forma saludable necesitan una conexión, afecto, contacto presencial, y todo lo que reciben es una alerta continua y todo punitivo, no salir, podéis contagiar a vuestros padres y abuelos. Es una alerta continua que no les está permitiendo crecer tranquilamente”.

Vierna subraya el gran cambio producido en los padres de hoy, con una maternidad y paternidad más consciente, “muy preocupados por cómo educar mejor, acompañar a sus hijos”, yendo a talleres para saber cómo afrontar los problemas, algo que en generaciones anteriores no ocurría. “En estos talleres aprenden autoempatía porque muchos se sienten culpables, si por ejemplo utilizaban los castigos. Hay que sacarles esa carga, mirad, lo hacéis lo mejor que podéis, hay que valorar que se abren a cambiar”.