La construcción de viviendas unifamiliares se ha disparado en los últimos años en el concello de Arteixo. Este fenómeno no tiene nada que ver con el COVID y con el éxodo de algunas personas de la ciudad al campo que ha provocado. Ya viene de más atrás. Lo habitual era que el Concello recibiese cerca de una decena de solicitudes de licencia al año, pero la situación cambió en 2018, ya que esta cifra se triplicó y desde entonces esta tendencia se ha mantenido en el tiempo. Incluso en 2021 se mantiene el ritmo en lo que va de año. El Gobierno local atribuye este cambio en la ejecución de casas al incremento de las herencias practicadas, ya que los descendientes optan más por la venta que los propietarios originales de los terrenos.

Los datos registrados por el Concello revelan que el número de licencias solicitadas para la construcción de vivienda unifamiliar se han triplicado y que la tendencia se mantiene en el tiempo. En el año 2017 la cifra fue de 13, una estadística que era la habitual todos los años hasta esa fecha, según explica el Ejecutivo municipal. Sin embargo, en 2018 el número de autorizaciones municipales para este tipo de obras creció hasta las 32. En 2019 ya fueron 39 y en 2020, 35. En lo que llevamos de año se han registrado nueve peticiones, lo que supone que por el momento se mantiene el ritmo de licencias de los tres años anteriores.

En general, las parroquias más demandadas son Loureda, Morás, Armentón y Barrañán, según informa el Ayuntamiento. Todas estas zonas limitan o están cerca de la capital municipal arteixana, donde se concentran la mayor parte de los servicios privados y públicos del municipio, pero al mismo las parroquias conservan su carácter rural.

El Ejecutivo municipal asegura que atribuye el incremento registrado en los últimos años al aumento del número de herencias practicadas en estas zonas rurales de Arteixo. Los antiguos propietarios, con mayor apego hacia la tierra, fallecen y las fincas pasan a ser propiedad de sus herederos, más proclives a la venta al no estar vinculados con estos lugares. El Concello explica que se trata de “herederos de fincas urbanas que quieren vender para monetizar” estos terrenos y así poder cubrir los gastos que se puedan derivar de una segregación de fincas o de la propia herencia.