La Unión Temporal de Empresas a la que el Concello de Miño ha encomendado el rediseño de la urbanización de Monte Piñeiro ultima la ordenación del ámbito, que poco se asemeja a aquella macrourbanización de 750 viviendas, áreas comerciales, parques y oficinas gestada en plena fiebre del ladrillo y bautizada con pompa como Nuevo Miño. En base a las directrices del Gobierno local, la UTE formada por los estudios de José Manuel Casabella, José Luís Martínez Raído (Avante) y 10&10, proyecta un sector con un máximo de 400 viviendas y un gran parque central de 77.000 metros cuadrados, una superficie que multiplica por seis la que exige la legislación, destacan los redactores.

Los arquitectos José Manuel Casabella y José Luis Martínez Raído, que rediseñan el ámbito en colaboración con el estudio belga 10 &10, avanzan a este diario las claves del nuevo Monte Piñeiro: la edificabilidad se reduce a la mitad (de los 0,6 metros cuadrados por metros cuadrados previstos inicialmente a 0,3) y se distribuirá por el perímetro exterior, del monte en contacto con las zonas urbanas. El plan prevé bloques de edificios de bajo y dos plantas y 21 chalés en la zona más próxima a la playa, a modo de una ciudad jardín. Las edificaciones plurifamiliares se ubicarán a pie del monte y permitirán resolver las traseras de los edificios con frente a las calles Loios y Cobos. Para evitar el efecto pantalla, los arquitectos plantean que las plurifamiliares sean edificaciones abiertas, laminares, que permitan mantener las panorámicas de la ría. Los bajos podrán ser habilitados como vivienda o comercio en función de la demanda y las necesidades.

El monte quedará libre de edificaciones y se preservará como un gran parque con “vocación comarcal” . Los usos se fijarán tras un estudio detallado, pero los arquitectos avanzan que se diseñarán itinerarios peatonales y que podría reservarse espacio para huertas urbanas o la práctica deportiva. El proyecto, que pronto se someterá a evaluación ambiental, reserva espacio dentro del ámbito para dos equipamientos: un edificio multiusos con piscina en la segunda planta que se ubicará junto la zona escolar y el polideportivo y un espacio muy cerca de la playa, donde se ubica el camping, cuyos usos todavía están por definir. El edificio multiusos dispondrá de un sistema de gradas retráctil para acoger distintos espectáculos culturales y deportivos.

El ámbito abarca 128.000 metros cuadrados, la zona residencial ocupará 30.000; los equipamientos, 4.000 y las zonas verdes, 77.000 metros cuadrados. Aunque la edificabilidad concedida al ámbito permitiría la construcción de unas cuatrocientas viviendas estándar, el acuerdo que han alcanzado el Concello de Miño y las promotoras establece un tope de 350 casas "de calidad".

A la hora de rediseñar esta urbanización, los arquitectos tuvieron que extremar las cautelas debido a la cercanía del ámbito a la playa, la Zona de Especial Conservación (ZEC) Betanzos-Mandeo y la marisma del río Baxoi, incluida en la propuesta de ampliación de la Rede Natura y en trámite de ser declarado Espacio Natural de Interés Local (ENIL). La UTE tuvo que conjugar los condicionantes ambientales con las expectativas de las promotoras, que llegaron finalmente a un acuerdo con el Ejecutivo que lidera Manuel Vázquez Faraldo para reducir la edificabilidad de este sector, que se desarrollará por el sistema de cooperación. El Gobierno local, del PSOE, que se mostró muy crítico en la oposición con el desarrollo urbanístico de Monte Piñeiro, apelaba recientemente a este acuerdo como la "solución menos mala" para evitar al Concello una nuevaindemnización millonaria dado que las empresas propietarias han adquirido unos derechos urbanísticos. "Ya no podemos dar marcha atrás en Piñeiro, solo reducir el impacto", resumía el alcalde en una entrevista concedida a este medio.

Los arquitectos explican que las promotoras se han mostrado de momento conformes con el proyecto y destacan que la nueva ordenación respeta las limitaciones que impone la legislación urbanística en la zona de influencia de los 500 metros de Costas —donde no se permite una densidad superior a la media del suelo urbanizable del municipio— y las restricciones del POL, que incluye el ámbito en la zona de mejora ambiental y paisajística, donde los desarrollos deben limitarse a completar la trama urbana existente.

Casabella y Martínez Raído admiten que tuvieron que vencer la “tentación” de proyectar viviendas en las zonas más altas del monte, donde están las mejores vistas. “Eso que quede para todo el mundo”, resumen. Los arquitectos apuntan a la importancia de preservar este enclave natural como el “gran pulmón verde” del municipio y destacan que no hay ningún espacio de estas características en el entorno, por lo que su futuro debe abordarse con una perspectiva comarcal. Aunque el diseño de esta gran zona verde será objeto de un estudio detallado, los redactores del proyecto se muestran partidarios ya de preservar los bancales, reforestar con arbolado autóctono y diseñar corredores y itinerarios peatonales de bajo impacto.

Un punto fundamental para garantizar la integración de esta urbanización lo constituyen los accesos. El proyecto recoge uno nuevo junto al centro escolar, donde está previsto el multiusos, y una conexión directa desde la AP-9 con Monte Piñeiro y con la Nacional VI, una rotonda o intercambiador que contribuiría a reducir la sobrecarga de tráfico por el núcleo procedente de la autopista.

“Sacar adelante esta urbanización es un reto y creo que lo vamos a conseguir”, incide Casabella, que destaca la buena sintonía con el Gobierno local.