Hace dos años el cambio empezó a notarse a simple vista. Las rampas ya no llegaban a la playa de Santa Cruz, había que dar un salto importante para acceder. También empezó a quedar al descubierto la base de piedra del paseo marítimo. El arenal se estaba quedando sin arena. En Santa Cruz, núcleo turístico por excelencia, con dos hoteles de cuatro estrellas, y donde una playa es algo esencial. Ángel García Seoane se reunió entonces con el responsable de Costas del Estado en Galicia para que redactarse y enviase a Madrid un proyecto de recuperación del arenal. Esto fue hace dos años. Las imágenes de entonces de este trozo de costa ya no tienen nada que ver con las actuales.

La semana pasada, en una marea baja que casi permitía rodear el castillo de Santa Cruz, reveló que desde la pasarela hacia el puerto, la mitad de la playa, la arena prácticamente ha desaparecido. Todo el lecho son cantos rodados. Toda la parte del fondo, el área del espigón, es todo roquedal. En la otra mitad de la playa, del puente de madera a la izquierda, la situación aún no es tan crítica pero también es apreciable la disminución de la anchura de la playa y también han empezado a proliferar los cantos rodados.

“Todo el mundo piensa que las playas son de arena, pero las playas propias de Galicia son de cantos, más o menos pequeños. La arena empezó hace unos 4.000 años, con la última glaciación, que comenzaron a subir las dunas a la tierra y ahí pararon. Hay momentos en los que hay arena, luego vuelve para adentro. Estamos sujetos a este proceso natural y la tendencia es que mientras siga subiendo el nivel del mar, como seguirá, seguiremos asistiendo a estos procesos. Esta playa es muy vieja, como la de Bastiagueiro, de unos 135.000 años”, explicó ayer el profesor emérito y máximo experto en Geología en Galicia, Juan Ramón Vidal Romaní.

Vidal Romaní fue quien, con solo ver una fotografía, aseguró, antes de los resultados del laboratorio, que los restos de color negro aparecidos en la playa de Bastiagueiro a principios de año no eran residuos petroleros sino restos naturales fosilizados, un bosque del período holoceno.

El pasado febrero el regidor adelantó que se había reunido con un responsable de la Demarcación de Costas y le había asegurado que solo faltaba “un empuje” para redactar el proyecto de regeneración de la playa de Santa Cruz, por lo que él mismo iba a acudir a defender dicho proyecto para evitar que la zona se convirtiese en “un pedregal”. Costas ya hizo rellenos de arena en Santa Cruz y en 2000 y en Santa Cristina en 2006.

Construir hasta el borde

El profesor Vidal Romaní sin embargo considera que un relleno, como reclama ahora el Concello de Oleiros, solo supone gastar dinero para algo que es inevitable. “Lo más fácil es echar arena. El problema es que en esta costa se construyó hasta el borde del mar. En Santa Cruz cuando hay temporal las olas saltan dentro, por encima del paseo. Se modificó el entorno y se destruyó el medio marino en la zona intermareal y se perjudicó la fauna en favor de la atracción de turistas”, señaló.

“No es un problema de Oleiros solo, es de toda la costa, no se puede detener el mar, va a subir unos dos metros más, puedes gastar millones como en Foz que van a reconstruir una playa, pero tendrás que volver a hacerlo luego”, indicó.

Además del gasto de verter arena, según apuntan también ornitólogos, también hay que tener en cuenta el gran número de aves que descansan en esta playa y comen de lo que queda entre las rocas y del río que desemboca en este arenal, un hábitat que también atrae a muchos aficionados al avistamiento de estas aves.

Santa Cristina: riesgo de erosión por dragar y pérdida de pradera

El Gobierno estatal formuló en 2017 la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) del dragado de la ría de O Burgo. Si pasan cuatro años y no empieza la obra hay que hacer una nueva evaluación ambiental y por eso Costas en febrero de este año pidió al Ministerio de Medio Ambiente una prórroga, por lo que dicho ministerio otorgó la prórroga con un documento justificativo con datos más actuales, de 2021 también, pero se limita a decir que desde 2017 a hoy no ha cambiado nada. No tiene en cuenta, por lo tanto, advertencias de oceanógrafos que han alertado de que, además de una pradera marina de alto valor ecológico junto al puente de A Pasaxe, existe otra en la playa de Santa Cristina. El proyecto de dragado sitúa en este arenal una zona de depósito de los sedimentos. El proyecto prevé que después de dragar en esta playa, la arena vuelva a ser aportada a la zona. Sin embargo el dragado de la ría podría poner en peligro este arenal. Se van a dragar casi 300.000 metros cúbicos de arena por lo que entrará más agua de mar que va a subir y al bajar por el mismo canal, y toda esa masa a mayores bajará a más velocidad también. “Se pueden crear condiciones de erosiones muy fuertes en la boca del río Mero y probablemente vaya a afectar a la playa, a la arena, al banco marisquero, a la pradera marina. Lo sabremos cuando hagan la obra”, apuntó el profesor Vidal Romaní.