La urbanización de Monte Piñeiro es el gran reto que tiene sobre la mesa su departamento. Tras alcanzar un principio de acuerdo con las promotoras, la edil de Urbanismo, Emma González, avanza las principales características del ámbito.

¿Cómo fue la primera toma de contacto con las promotoras tras tantos años de pleitos y enfrentamientos?

La verdad es que fue muy positiva. Estaban muy receptivas, deseando llegar a un acuerdo y resolver la situación. Fue una reunión muy, muy, muy positiva. Se les ve la intención de urbanizar sin perder dinero, pero aceptando las propuestas que les hacíamos desde el Concello de reducir la edificabilidad al máximo.

Se reduce a la mitad, de 0,6 a 0,3 metros cuadrados, y en viviendas de las 750 iniciales a 350. Es una reducción importante, pero sigue siendo una urbanización considerable para un municipio como Miño y en un entorno sensible, muy cerca de las marismas y de la costa. ¿Qué exigencias han puesto sobre la mesa?

Que se respete la marisma y el monte, que queremos convertir en un gran jardín público con sendas peatonales para disfrute de todos los vecinos. Hemos intentado conjugar todos los intereses y evitar la responsabilidad patrimonial de veinte millones que reclamaban las promotoras. Para nosotros es muy importante generar un espacio que no solo sea beneficioso para las personas que vengan de fuera, sino para los que estamos aquí, con zonas verdes y un espacio dotacional en el entorno del pabellón en el en el futuro podamos construir un multiusos y una piscina.

El PSOE fue muy crítico en el pasado con esta urbanización. ¿Teme que desbloquearla les pueda pasar factura electoralmente?

Si somos transparentes, yo creo que tanto nuestro electorado como el resto de los vecinos entenderán por qué lo hacemos, es algo de sentido común. El Concello se enfrenta a una reclamación patrimonial de veinte millones y lo que no podemos hacer es generar agujeros de deuda y más deuda. Hemos intentado dar la mejor solución a Monte Piñeiro y evitar otro agujero de deuda como la de Fadesa. Hemos intentado reducir al máximo el impacto, crear una gran zona verde para el disfrute de todos y diseñar una urbanización de gama media-alta, que genere riqueza para el pueblo.

Miño es conocido a nivel nacional por la urbanización de Fadesa, paradigma del estallido de la burbuja inmobiliaria...

Sí, se estudiará en las universidades como ejemplo de lo que no se debe hacer.

Ahora con Monte Piñeiro se enfrentan a un reto, para Miño es una oportunidad de dar un vuelco a esa imagen. A nivel urbanístico, ¿qué errores de Costa Miño no repetirán en Monte Piñeiro?

Uno importante es que los bajos de las viviendas podrán tener uso comercial y se reserva un espacio cerca del camping para una zona comercial donde se podría instalar un supermercado, para que la urbanización sea autoabastecible. También se ha intentado integrar al máximo la urbanización, minimizar el impacto de las viviendas, evitando el efecto pantalla. Tanto los pisos como los chalés irán como en escalera y tendrán vistas sobre la ría claras, directas. El monte quedará libre de edificaciones, será una gran área verde de más de 77.000 metros cuadrados para disfrute de todos los vecinos, con itinerarios para la práctica del senderismo, el deporte... Y con el tiempo se podrían celebrar también ahí fiestas, que sea una atractivo para todo el pueblo. Además, se reserva espacio para un equipamiento al lado del colegio y el pabellón donde proyectamos un multiusos con piscina en el primer piso.

Las conexiones son cruciales para integrar el ámbito. ¿Qué tiene previsto para evitar que la urbanización quede aislada?

Planteamos tres arterias principales: un acceso por la carretera del colegio, otro por la carretera que baja a la playa y otro por Extremeiro, en el enlace con la AP-9, allí está prevista una gran rotonda para enlazar directamente con la autopista. Además, queremos que el desvío de la autopista sea haga en la zona de Sombreu, para que los coches, si no van a la playa, se desvíen más arriba.

Costa Miño Golf se diseñó en el pasado como una urbanización vacacional. ¿Qué perfil de comprador quieren para Monte Piñeiro?

Nos interesa que sea un residente habitual, que genere gasto en Miño, que compre y tribute aquí, el pueblo tiene que crecer.

Estos últimos años ha sido así. Es uno de los pocos municipios del área betanceira que crece.

Sí, ahora mismo en zonas como Costa Miño se está vendiendo mucho y con la pandemia mucha gente se ha empadronado aquí. Ahora tira mucho el campo, el verde...

¿No le preocupa que se produzca una nueva burbuja? Que sea un interés coyuntural por la pandemia que provoque un exceso de optimismo en las promotoras?

Yo creo que no, creo que la economía es lista y hay una tendencia a nivel europeo a activar la economía. Creo que la gente valora más la calidad de vida en un pueblecito costero como Miño, con playas a elegir, zonas verdes... Y creo que rebaja en el peaje de la autopista va a suponer un impulso muy importante.

¿Cómo están las negociaciones con los pequeños propietarios del ámbito?

He hablado ya con alguno de ellos y nos hemos reunido con el abogado que representa a la mayor parte para saber qué prefieren hacer, si participar en el desarrollo o vender. No nos olvidamos de ellos, los vamos a tener en cuenta. Para nosotros es muy importante llegar a acuerdos, somos un gobierno de acuerdos, no queremos expropiar ni ir a las bravas, queremos buscar la mejor solución para todos.