En plena construcción de As Torres, Emilia Pardo Bazán confesaba por carta a su notario que quería “imprimirle [al edificio] alguna huella personal, para cuando la visiten, si lo visitan, los curiosos del año 2000”. Poco podía imaginarse la autora de La cuestión palpitante, que, en 2021, coincidiendo con el centenario de su muerte, el pazo estaría inmerso en pleitos y parte de su legado, más allá del grabado en piedra, a un paso de ser cargado en un camión con destino incierto.

En primer término la mesa en que se firmó la entrega del pazo. LA OPINIÓN

Parte de la herencia de la escritora, aunque esquinada, ha sobrevivido a cuarenta años de dictadura y otros tantos de democracia en los que As Torres de Meirás han permanecido en manos de los herederos del dictador. Es un legado compuesto por pequeños detalles, como el busto que adorna uno de los salones o la mesa en la que escribió parte de su obra y en la que, precisamente, se firmó el traspaso del pazo al Estado.

Imagen de dos vitrinas en el vestíbulo en tiempos de Pardo Bazán Antares Pérezn

Una de las dos piezas, ahora, en los salones.

Una de las dos piezas, ahora, en los salones. Antares Pérezn

Una de las dos piezas, ahora, en los salones.

Una de las dos piezas, ahora, en los salones. Antares Pérezn

Pardo Bazán, en su despacho, sentada en una de las sillas que ahora están en la capilla. Antares Pérezn

El rastro de la condesa puede seguirse también en los salones, en vitrinas, un retrato o las sillas neogóticas con tapices bordados a mano por ella y sus hijas, explican los historiadores Carlos Babío y Manuel Pérez Lorenzo. El templo, donde mandó labrar el sarcófago en el que pretendía ser enterrada y que finalmente quedó vacío, conserva también ese Cristo de pelo natural que describía en La Quimera, “con su larga cabellera oscura, como enmarañada por sudores de agonía” que le trasmitía “el más ardiente romanticismo”.La huella de doña Emilia se adivina también en los restos depositados sin orden ni concierto en la antigua Granja, la residencia original de la familia, reconvertida en un almacén en el que muebles antiguos, un retrato (que un análisis superficial enmarca en el siglo XVIII) o viejas armaduras conviven con electrodomésticos, herramientas o mobiliario quemado en el incendio de 1978.Solo su biblioteca, que se reparte entre el pazo y la sede de la Real Academia Galega, tiene un escudo BIC.

Cristo de pelo natural de la capilla del pazo de Meirás

La Xunta abrió por la vía de urgencia el expediente para declarar Bien de Interés Cultural esta colección el 20 de noviembre, 14 días después de que el juzgado decretase la entrega provisional del pazo de Meirás al Estado. El Gobierno gallego continúa con los trámites para declarar BIC de forma definitiva la biblioteca, pero aduce que no le corresponde modificar el decreto por el que se declaró BIC el pazo para incluir un anexo con los bienes asociados a este sitio histórico. Se trata de un trámite que todas las administraciones consideran vital para blindar los elementos históricos y artísticos de Meirás, dado que su traslado tendría que ser autorizado por la Xunta.La Consellería de Cultura sostiene que le corresponde abrir el expediente al Estado, dado que, afirma, el pazo es provisionalmente de su titularidad y está adscrito a la Administración General del Estado, extremo que niegan los servicios jurídicos del Gobierno, el Concello de Sada, entidades memorialistas y la oposición en el Parlamento. El colectivo Defende Meirás ha reunido en unos días en change.org cerca de 1.200 firmas para instar a la Xunta a modificar el decreto BIC sin más demora, para proteger los bienes de doña Emilia y los que recalaron en Meirás durante 40 años de dictadura.

Un SOS por el legado de Emilia Antares Pérezn

Busto de Emilia Pardo Bazán

Busto de Emilia Pardo Bazán

El tiempo apremia, avisan. El juzgado ha suspendido la mudanza por parte de los Franco para estudiar los incidentes de ejecución presentados por el Estado y el Concello de Sada. Solo el ayuntamiento sadense pide expresamente que se reconozca la titularidad pública de todos los bienes adscritos a la jefatura del Estado durante la dictadura y los de la época de Emilia Pardo Bazán, es decir, los anteriores 1938, dado que el pazo fue vendido a la Junta Pro Pazo con todos lo que había en su interior (salvo la biblioteca), defiende. El Gobierno se limita a reclamar los considerados inmuebles por destino, es decir, aquellos “inseparables”, instalados con vocación de permanencia (como hórreos, conjuntos pétreos, esculturas o el retablo o el Cristo de la capilla, entre otros).

La jueza resolverá en breve los incidentes de ejecución, y si no estima el recurso del Concello de Sada, y sin un BIC de escudo, la Administración podría perder la pista al mobiliario y obras de arte de la condesa precisamente en el año en que se conmemora el centenario de su muerte: As Torres quedarían despojadas de parte de ese “pasado burgués, cosmopolita y nobiliario” que justificó su declaración como Bien de Interés Cultural.