El rap “leal, serio y consciente” de Prok, la mitad de grupo que conforma con su hermano gemelo Ayax, llega hoy a Betanzos a las 22.00 horas para continuar con el ciclo de O Pasatempo. A la que será su segunda actuación desde el inicio de la pandemia llevará algunos temas que sirven de adelanto a su próximo disco, Le cri de la rue, que relata el duro momento que atraviesa “la calle”, de la que él mismo viene.

Llega aquí en un momento difícil, cuando se cumple una semana del crimen de Samuel, sobre el que se ha pronunciado en sus redes.

Sí, me he pronunciado porque es muy fuerte lo que ha pasado. Para mí, claramente, es una respuesta a la subida de la derecha y cómo los conceptos e ideales de la extrema derecha están llegando a la juventud. Es gente que tiene estudios e información, antes los jóvenes generalmente rechazábamos el franquismo, sabíamos lo que era. La subida de la ultraderecha está haciendo que incluso gente joven esté teniendo esos ideales retrógrados y esos prejuicios, lo que implica que empiecen a pasar estas barbaridades.

Para usted, con tantos seguidores jóvenes, ¿supone una responsabilidad pronunciarse?

Mi hermano y yo siempre hemos sido un poco la voz del pueblo entre los raperos, siempre nos hemos pronunciado con cualquier tema, cualquier injusticia o falta de libertades, así me han educado mis padres. Yo me voy a pronunciar hoy y siempre y las repercusiones que tenga me son indiferentes, en el sentido de que si me dejan de seguir 2000 personas porque hablo de eso, es porque esa gente está equivocado en mi perfil, porque son homófobos y eso no va conmigo. Para mí, cuando esa gente me deja de seguir y se quita del medio, es como hacer limpieza, no me interesa que esa gente consuma mi música ni me de apoyo. Me interesan las personas que respetan a los demás.

¿En sus letras priman también estos mensajes?

Nosotros pensamos mucho en el mensaje, pero el rap también puede ser vacileo. Yo me considero un letrista, me gusta hacer buenas letras, la lucha social esta implícita en nuestra carrera, pero también hay canciones que no hablan de nada, que lo único que hacen es vacilar, y eso está muy bien. Puedes decir ¡qué letrón, que bien hecha, como está vacilando! aunque no diga nada. Yo no quiero ser un rapero político. Yo soy cantante, me gusta hacer letras, pero si hablo de los problemas de la sociedad, no me voy a cortar un pelo.

¿Por qué triunfa cuidar las letras en la era del autotune y los ritmos pegadizos?

Ha bajado un poco el nivel de las letras en los últimos años, pero ahí siguen Kase O, Natos y Waor, que son todos amigos y hacen muy buenas letras, o Cocco Lexa, un chico de Granada que es un pedazo de letrista, hace reggaetón y hace rap, a lo Tego Calderón. Me pongo a escuchar sus letras y no hay una a la que le saques una pega aunque se meta en ritmos latinos. Para ser un buen letrista no hace falta ser Bukowski ni irse de intelectual. Tendemos a prejuzgar las letras por el ritmo.

¿Qué opina usted, que sí ha vivido dificultades, de que se haya puesto de moda la estética underground?

El rap siempre ha romantizado la precariedad. Es como decir “estamos aquí, y de mi desastre te voy a hacer poesía”. Yo voy a sacar un disco en octubre, Le cri de la rue, que va a ser súper callejero. No porque se tema esté de moda: el cuerpo me pide un disco duro y callejero, porque ahora mismo las dificultades han aumentado muchísimo, la gente está jodidísima, hasta los camellos lo pasan mal porque no les llega la droga porque está jodido pasar la frontera. La calle está caliente. El disco tiene temas muy intelectuales, pero en general es muy duro por eso.

Los artistas salen tras las grandes crisis. ¿Qué cabe esperar de esta?

En la crisis de 2008 empezamos a salir una generación de cantantes. Yo tendría 18 o19 años, toda esta generación de música urbana que hay ahora sale de ahí, y ahora tras la pandemia están saliendo más. El rap en 2008 estaba muerto, solo se escuchaba a Bisbal y a Bustamante. Hasta el 2010 no volvió, y eso fue por la crisis, porque la gente estaba sufriendo. Yo cuando estoy en un momento mejor, me sale centrarme más en la poesía, en disfrutar de la belleza de escribir. Cuando lo estoy pasando mal, me sale todo lo contrario, más duro, más desgarre.

¿Cuesta mantener la conexión con la calle cuando uno gana fama y dinero?

A mí no. Yo me paso el día en la calle de aquí para allá. Estoy todo el día con mis colegas viviendo lo que ellos viven. Como decía Camarón, ahora en vez de robar el helado, me lo compro e invito a mis colegas.

¿Cuando uno tiene este éxito, le pica el gusanillo de firmar con grandes multinacionales?

No. La música es intocable y siempre lo será. Puedes generar una vida y un trabajo sin tener que firmar por multinacionales, y somos la prueba de ello. Alquilas tus salas, las llenas, y a ellos que les den. Las multinacionales quieren tu música, pero pueden decidir qué temas sacas, cuántos y de qué palo, y luego te dan solo un 18% de lo que ganas. Lo respeto y no me meto con quien lo haga, pero yo no lo entiendo y no podría hacerlo.