“Voy a hacer 73 años, ya no puedo más, estoy agotadísima. O me dan una solución ya o el lunes me planto en el Concello con una pancarta, el martes en la Xunta y el miércoles, si es necesario, corto el tráfico en A Coruña”. Josefina Iglesias, una septuagenaria cambresa con dos familiares con dependencia severa a su cargo, dijo ayer “basta”. Hace ya 28 años que esta enfermera que atendía a lesionados medulares se prejubiló para atender a su hijo Luis, que quedó parapléjico tras un accidente y que tiene reconocida una dependencia del 90%, relata. Desde entonces, Pepis, como la conocen en la zona, cuida de su primogénito y también de su nieto, Luismi, con una dependencia del 65% y que asiste desde hace años a un centro de dependientes de Ferrol.

“En veinte años no engordé ni un gramo, necesito descansar, ¡necesito respirar!” , confiesa esta cambresa, a la que no le gusta el apelativo de madre coraje: “Solo soy una madre que atiende a su hijo y que lucha por sus derechos, no estoy pidiendo que les den nada que no les corresponda”.

Esta cambresa relata que a principios de 2020 se dio de baja en el servicio de ayuda en el hogar tras reclamar reiteradamente y sin éxito un cambio en el horario de asistencia a su hijo y de pedir a la empresa concesionaria que enviase a un auxiliar con conocimientos y fuerza suficiente para poder levantar a su hijo y ducharlo: “Me enviaban a gente que me preguntaba cómo tenían que hacer, al final tenía que hacerlo todo yo. Llegó un momento que me cansé, lo que no puede ser es que pague para hacer yo el trabajo. Se acabó el timo, les puse”.

El mensaje lo envió a finales de 2019 tras reclamar también sin éxito un cambio en el horario del servicio de asistencia. Josefina relata que la concesionaria enviaba un auxiliar a las 08.30 horas y que ella pidió un cambio a las 10.30 horas porque su hijo no podía pasar tantas horas sentado. “Ahora lo estoy duchando yo, pero cualquier día nos caemos los dos”, advierte.

Josefina denuncia que hace ya meses que reclama la reactivación del servicio de ayuda a domicilio con una asistencia adaptada a las necesidades de su hijo. Afirma que desde el Concello le dan “largas” y que aguarda una respuesta a la documentación que envió su abogado.

A consulta de este diario, el Concello de Cambre apunta que esta vecina solicitó el servicio de ayuda en el hogar por libre concurrencia y recalcan que intentaron ajustar “en todo momento” el servicio a sus necesidades y que “todo el personal que lo desempeña está perfectamente cualificado para hacerlo”. Sostienen que ella la que solicitó la suspensión voluntaria a finales de 2019 y que no fue hasta 2021 que su representante legal solicitó información para darse de alta de nuevo. “A 2 de julio, aún no había remitido los documentos cubiertos”, afirman desde el departamento de Servizos Socias, que subrayan que hay una lista de espera y que a la hora de dar las altas “se prioriza a aquellas personas que cuentan con mayor puntuación en función de sus circunstancias socioeconómicas, su salud, etc.” .

Una respuesta que no comparte Josefina, que ya prepara las pancartas. No es la primera vez que esta cambresa protesta para reclamar mejoras en la atención a la dependencia. Esta septuagenaria relata que llegó a tener a su cargo a cinco familiares, denuncia que no tiene un “respiro” desde hace años y urge a la Administración para garantizar unos servicios dignos a los dependientes y aliviar la carga de los cuidadores.