La imagen de Love of Lesbian dio la vuelta al mundo cuando la banda tocó en marzo ante 5.000 personas. Un grito de guerra desde un sector muy golpeado por la crisis. Ahora siguen haciendo disfrutar con un repertorio adaptado a las circunstancias, según desvela Santi Balmes, que pronto publicará nuevo libro. Pero antes, la banda vuelve a Galicia, con sold out incluido. Será el próximo domingo en el Morriña Fest.

Un verano diferente, pero igualmente de concierto en concierto. Esto, unido a la prueba del Palau Sant Jordi, ¿es su forma de reivindicar que la cultura es segura?

Sí. Fue una manera de decir “aquí estamos, se tienen que hacer cosas, se tienen que probar fórmulas”. Y creo que las fórmulas que se probaron en el Sant Jordi, si se aplican con rigurosidad, no dan lugar a fallo.

¿Y de qué depende esa rigurosidad?

Vamos a poner los puntos sobre las íes. En un concierto de una hora o dos, la gente no se va a quitar las mascarillas. En un festival de siete horas es más improbable. La cuestión, sobre todo siendo en verano, que hace mucho calor, cambia mucho. Hay que ser sensatos y saber valorar cada cosa como la que es. A partir de ahí, no sé que decir. A 40 grados con una mascarilla durante tantísimas horas sentado es un acto de voluntad por parte de la gente muy encomiable. Nos tendríamos que adaptar todos de una manera más sensata, pero es problemático y no hay una solución ideal más que pase esto.

No era esta la idea que tenían para presentar el nuevo disco, V.E.H.N.

No, para nada. Incluso en el repertorio que hemos escogido entran canciones, en la primera parte, un poco más tranquilitas para no lograr un efecto demoledor al inicio que luego es muy complicado gestionar. Tenemos la suerte de tener un repertorio amplio y hemos podido jugar con eso. Hacer una primera parte que va oscilando y acabar arriba.

Uno de los himnos del álbum es Escuela de Danza Aérea, ¿todavía se resisten a tocarla?

Ahora hemos empezado. Hemos cedido a la presión. Aunque gracias a Dios no es un tema que induce a desmadrarse sino más bien a cerrar los ojos y dejarte llevar.

Entre un disco y otro han pasado cinco años, ¿para el siguiente seguirán esa línea o ha creado un buen repertorio en el confinamiento?

Es lo segundo. Me niego a que pase tanto tiempo, es muy insano para una banda. A no ser que sea algo voluntario. Enlazamos tres tipos de gira en el anterior disco y se nos iban acumulando directos. Que si los conciertos normales, el 20 aniversario y la gira por teatros con un repertorio diferente. Esto pasó, pero yo como creador lo paso muy mal porque estoy grabando canciones que hace cinco años que he hecho.

Empieza con Viaje épico hacia la nada, una canción triste, de despedida. ¿Por qué darle el título al disco?

Era un título bonito, que casi podría haber sido el título de una novela. Reflejaba la frustración que teníamos en esos momentos como banda. Aparte de pérdidas de amistades, teníamos una situación de bloqueo por ciertos procesos legales que tuvimos que pasar. Cuando estás más tiempo hablando con abogados para romper contratos que ensayando, la banda pasa un momento personalmente complicado. Cuando se solucionó todo, por fin pudimos disfrutar. Pero nos hemos encontrado con canciones escritas en ese momento.

¿A quién le hace caso Santi Balmes, a su cabeza o a su corazón? O le pasa como en la canción, que su corazón está fatal de la puta cabeza.

Creo que al final el termómetro es el instinto. Tú piensas “ojalá sacase un disco comercial lleno de hits” y luego ves que no te sientes a gusto. Aunque lo intentes, te acaba saliendo lo que te sale de dentro y eso es lo que tiene que ser. Forzarlo es una estupidez. Al final te acabas resignando al dictador que es tu inconsciente.

¿Les resulta complicado elaborar el set list para los conciertos?

Sí, siempre hay alguna canción que la gente desea escuchar y no va a aparecer. Por suerte somos una banda que cada X meses nos aburrimos del repertorio y hacemos un cambio. Somos los primeros oyentes de nosotros mismos. Ahora estamos disfrutando mucho con este repertorio porque pasa por una primera parte muy elegante y luego va a la contundencia poco a poco. Creo que te lleva de un sitio a otro de la mano y es muy agradable.

Hay alguna que nunca falla, como Club de Fans de John Boy. ¿Se ponen de acuerdo con facilidad?

Es una guerra continua. Por ejemplo, no estamos tocando Incendios de nieve en esta parte de la gira. Hay canciones que necesitan un descanso porque cuando la tocas 200 veces activas el organillo automático y le vas dando a la manivela, y si no vas con cuidado no sientes nada. Ese es el momento de quitarla del set list, darnos un tiempo y dentro de unos meses volverá. Como Domingo astromántico, Fantástico o Manifiesto Delirista. A la gente les gustan muchísimo, pero nuestro objetivo es que no las echen de menos. Un grupo tiene que mutar continuamente.

También es una banda de colaboraciones. En este disco con Bunbury y El Columpio Asesino y en otras ocasiones con Zahara. ¿Cómo afecta al sector en general y a una artista en particular polémicas como la censura de VOX?

Me da la sensación de que vivo en otra época y estas cosas me muestran que no. Cuando vi la portada de Zahara pensé “qué bonita”. Para mí está superado el debate de la iconografía cristiana. ¿Hace cuántos años ya del videoclip de Like a prayer de Madonna? A partir de ahí, esto ya debería estar ultrasuperado. Yo no lo asocio. O la portada de Extremoduro. A mí no me genera ningún tipo de conflicto. Cuando se arma todo este lío, me quedo de piedra. Lo que creo es que Zahara ha jugado unas cartas muy atrevidas, pero no solo por la portada sino por todo lo que dice en su disco. Bravo por ella. Es una buena amiga y ojalá le vaya muy bien, pero son polémicas que no entiendo. Le puse un tuit para que sepa que estamos de su lado, pero hay veces que te tienes que posicionar cuando creo que no hace falta. El mundo está loco.

De hecho, utiliza sus redes para dar cualquier opinión. Estos días ha hablado de Afganistán.

Es que da pavor pensar que una sociedad va a volver otra vez al siglo XIV. Como pareja de una mujer y padre de dos hijas, tengo los sentimientos más a flor de piel. El 50% de la población pierde sus derechos como persona. Se dice pronto, pero te deja en estado de shock. ¿Quién lo va a arreglar? ¿No hay un ejército mundial, una OTAN que vaya allí y los envíe a la mierda a todos? Porque con buenrollismo no se va a lograr.

Va a publicar su nuevo libro Bajaré de la luna en tirolina, ¿encuentra en la literatura algo diferente a la música?

Hay temas que te pasan por la cabeza, empiezas a escribir y ves que se va a alargando y da para mucho más que una canción o un poema. Me dejo llevar. Cada historia pide un tempo y hay tempos que no son musicables. Es la historia de un adolescente y cómo afronta sus problemas. No tiene ninguna pretensión más que la gente pase un rato bonito leyendo.